Por Ezequiel Pérez Martín

Muchos de los que conocen al escritor, periodista y conductor del Noticiero Univisión Jorge Ramos, siguen sin entender por qué una persona tan tímida y sencilla, que no es un cazador de fama y gloria, publicó un libro como “El regalo del tiempo” (Rayo, HarperCollins Publisher, 2007).

Intuyo que lo hizo porque se dio cuenta de lo conveniente que sería llevar más allá del ámbito familiar sus emotivas sugerencias sobre cómo enfrentar la vida y sacarle un mejor provecho, siempre con la entrega del tiempo individual como leit motiv.
Por eso, aunque les dedicó el libro a sus dos hijos (compuesto por15 cartas estremecedoras), este volumen pertenece a todos, por las múltiples lecciones que encierra.

Y el autor no se demora mucho en confesar cuál es el punto de vista que prevalece en su vida: “Amar es dar tu tiempo”.
En la tercera carta, Ramos subraya que… “el mejor regalo del mundo es dar tu propio tiempo a los demás”. Y tiene razón. Y más aún, si tenemos en cuenta que dar tiempo es dar parte de tu vida, porque la vida, se compone de tiempo.

Esto lo aprendí sin quererlo cuando, en medio de la peor época de la férrea censura cultural del régimen comunista cubano (cuando se castigaba a quienes escucharan discos de Los Beatles, por ejemplo), se organizó un festival en la playa de Varadero (1970) y fue como un oasis espiritual para los jóvenes que queríamos escuchar la música de otras partes de mundo.

Los Mustang, un famoso grupo español de la época visitó la isla y durante un concierto, uno de sus integrantes dijo al público: “Queremos agradecerles que hayan venido a compartir su vida con nosotros, porque al dedicarnos su tiempo, nos están entregando parte de su vida”.

Por eso “El regalo del tiempo” es un intercambio de entrega de vida, en el que tanto el autor como los lectores salen ganando.
Uno de los éxitos indiscutibles de este libro es abordar temáticas que son comunes a todos, aunque marcará, especialmente a quienes han vivido “el infinito dolor de ser un padre de larga distancia”, como señala el autor.

El género epistolar cuenta con innumerables ejemplos a través de la historia de la literatura, pero pocas veces hemos visto un grupo de cartas con tanta fuerza emotiva y literaria al describir los sentimientos inherente al ser humano, lo mismo ante la crueldad y el peligro en un frente de batalla, que el derroche de satisfacción y ternura cuando pateamos un balón en el jardín de la casa junto a un hijo.

Este epistolario se sale de lo común, porque echa un vistazo a la vida en general a través del prisma del amor más verdadero: el de padres e hijos. Y se logra mediante el lenguaje sencillo e íntimo de una carta, lo cual le imprime un innegable efecto de credibilidad a lo que se expone.

Leer a Jorge Ramos es como escucharlo hablar. Con frases cortas, limpias, directas. Generalmente va…”Al Punto”, título de su recién estrenado programa de televisión. Por eso en éste, su octavo libro, describe con pleno dominio literario sus experiencias y consejos, que devienen una lección de vida para todos.

Sus 190 páginas vienen a ser algo así como una explosión de optimismo, en la que abundan puntos de vista que enaltecen y mejoran la vida.

¿Cómo no coincidir con confesiones tales como: “El diálogo es siempre la primera víctima de la guerra”, “Lo que encontré en los libros cambió mi forma de ver lo que ocurría fuera de los libros”, “Lo primero que sacrifica un inmigrante al irse a otro país es el sentirse acompañado”, “Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, solo de momentos; no te pierdas el ahora” y ”Me arrepiento de poco. Pero en casi todos los casos es por cosas que dejé de hacer. No por las que hice”?

Esto último me recuerda un pasaje de la excelente novela del argentino Abel Posse (“Los perros del paraíso”), cuando puso en boca de uno de los personajes esa fórmula de victoria individual de que “Uno sólo se arrepiente de lo que nunca hizo”.
Las cartas dedicadas a describir el amor y las guerras, así como en la que se despide, póstumamente, de su padre y en la que expresa su “testamento” emocional y de experiencias a sus hijos, son piezas literarias de indudable calidad y de entrañable emotividad, que acompañarán al lector durante mucho tiempo.

Una carta suple una conversación. Y las conversaciones suelen ser de una tirada, de principio a fin. Es el fluir de la conciencia y los sentimientos. Y si las cartas son genuinas, son como conversaciones escritas. Ese es el caso de esta incursión al mundo interior de un ser humano que quiso exteriorizarlo para bien de sus hijos.

Como no podía ser de otra forma, en el texto hay espacio para el tema de los inmigrantes.

“El regalo del tiempo” expresa una voluminosa madeja de razones del por qué muchos vienen a vivir a los Estados Unidos y las ventajas y desventajas que eso significa. En épocas en que el tema migratorio comparte la vanguardia del interés nacional con algunos otros asuntos, este estallido de verdades sobre lo que se siente al ser inmigrante, adquiere una relevancia extra. Una simple carta le basta a Jorge Ramos para analizar lo que significa tener la etiqueta de inmigrante y cómo aprender a convivir con ella.

Algunos quizá verán en este libro la oportunidad de penetrar un poco en la vida privada de uno de los llamados ricos y famosos (Jorge, aunque le duela, es uno de ellos, si tenemos en cuenta que está considerado por varias encuestas como uno de los hispanos más influyentes en los Estados Unidos).

Pero más allá de la curiosidad que casi siempre generan las vidas privadas de las figuras públicas, en este libro se van a encontrar con un panorama de análisis, reflexiones, meditaciones y consejos a los que bien valen la pena entregarles un poco de tiempo (léase: de vida).

Uno de sus consejos (ya lo hemos dicho) es: “No te pierdas el momento de ahora”.

Y mi mejor consejo para quienes estén leyendo estas líneas es: No te pierdas ahora el momento de leer este libro, que seguramente va a mejorar tu vida.

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