Riviera Maya, México. El mar escupe huracanes. Vomita sargazos. Está afiebrado y su corales pierden el color. Algo está mal, muy mal. Y nos quiere decir algo.
EL MAR NOS ESTA DICIENDO ALGO

Jorge Ramos es considerado uno de “los 25 hispanos más influyentes de Estados Unidos” y estuvo en una de las portadas de la revista TIME en el 2015 dedicada a las “100 personas más influyentes del mundo.” Desde el 3 de noviembre de 1986, es el conductor titular del Noticiero Univision en los Estados Unidos, el de mayor impacto en la comunidad hispana de Estados Unidos.
Riviera Maya, México. El mar escupe huracanes. Vomita sargazos. Está afiebrado y su corales pierden el color. Algo está mal, muy mal. Y nos quiere decir algo.
“Yo fui abusado cuando estaba en el colegio; yo y muchas otras personas”, me dijo el periodista chileno, Juan Carlos Cruz.
Parkland, Florida. No hay dolor más grande en la vida que perder a un hijo. Lo sé porque conocí a Manuel y Patricia, los padres de Joaquín Oliver, que el pasado 14 de febrero fue asesinado en su escuela junto a otros 16 estudiantes y maestros.
Iba a ser el día del amor. Terminó siendo el día de la muerte.
Estoy aterrado con lo fácil que fue para Stephen Paddock matar a tantas personas en Las Vegas. Acumuló un montón de armas en su cuarto de hotel, rompió dos ventanas y luego, como en un campo de tiro, se puso a disparar a las 22 mil personas que asistían a un concierto al aire libre.
DESOBEDEZCAN. Hoy vengo aquí a pedirles -no, más bien a rogarles- que no sigan las instrucciones de sus gobiernos, que se rehúsen a creer muchas de las cosas que aprendieron en las escuelas de periodismo, que no siempre le hagan caso a sus padres y maestros, y que no sigan al pie de la letra los preceptos de lo que se supone debe ser un reportero respetable.
Ciudad de México. Mi ciudad se quebró pero mi gente no. Regreso a algunas de las calles donde crecí y no las reconozco.
Miami, Florida. Escribo esto con una pluma sobre un papel amarillo y humedecido. Hace días que perdí la electricidad en mi casa -y por lo tanto, la internet, el teléfono y cualquier contacto con el resto del mundo.
Perla y Nancy lloraban desconsoladas. El esposo de Nancy, Jorge Pérez, había muerto. Y el esposo de Perla, Benjamín Vizueth, estaba desaparecido. En Houston ya había dejado de llover pero el huracán Harvey se los había llevado.
Se va Nicolás y no sé qué voy a hacer. Después de pasar más de 19 años con este niño/adolescente/hombre ha llegado el momento de que se vaya a la universidad y lo único que sé es que lo voy a extrañar. Mucho.