Solo hay una manera de acabar con el régimen autoritario de Hugo Chávez en Venezuela y es por las buenas. A Chávez se le puede ganar con votos, no con balas. Y no importa lo mal que le pueda caer al gobierno o a los sectores más conservadores de Estados Unidos, la permanencia de Chávez en el poder es un asunto de los venezolanos y de nadie más.
Las patéticas e ignorantes declaraciones del predicador evangelista estadounidense Pat Robertson –proponiendo el asesinato o el secuestro del líder venezolano- solo fortalecen a Chávez y a su proyecto de eternizarse en el Palacio de Miraflores al menos hasta el año 2013. Chávez, quien se ha aprendido al pie de la letra la cantaleta castrista de que Estados Unidos lo quiere asesinar, ahora no tiene más que referirse a las palabras de Robertson para tratar de justificar su alucinado argumento.
“Si a mí algo llega a pasarme, el responsable se llama George W. Bush, ese sería el asesino”, declaró Chávez hace unos días. “El (Robertson) ha expresado el deseo de la élite que gobierno los Estados Unidos.”
Robertson, no hay duda, ha sido un fiel aliado del presidente George W. Bush y de otros mandatarios republicanos. Durante las últimas décadas Robertson siempre ha apoyado sus campañas electorales desde su púlpito religioso y desde su programa de televisión “The 700 Club”. Únicamente así se puede entender la tibieza con que oficialmente se rechazaron sus pedidos de matar a Chávez.
El Departamento de Estado, a través del portavoz Sean McCormack, solo calificó los comentarios de Robertson como “inapropiados”. Y el propio Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, luego de observar que asesinar líderes internacionales va en contra de la ley norteamericana, les restó importancia al comentar: “Ciudadanos privados dicen todo tipo de cosas todo el tiempo.”
Desde luego que no existe ninguna información o rastro que pudiera sugerir que el gobierno de Estados Unidos está planeando el asesinato de Chávez. Intentarlo sería una locura logística, una mayúscula estupidez política y generaría un enorme rechazo mundial. Además, la política de Estados Unidos hacia Venezuela ha sido la de minimizar cualquier enfrentamiento, incluso después de que Chávez le llamara “pendejo” al presidente George W. Bush. Con el galón de gasolina a 3 dólares, Estados Unidos no se va a lanzar a una guerra verbal con Chávez porque eso pondría en peligro el importante suministro de petróleo a este país.
No, a Chávez no se le puede ni se le debe ganar por las malas. En cambio, sí se le puede vencer en las urnas. Y hay muchos argumentos en su contra. Aquí hay cinco :
1) Desde que Chávez llegó al poder ha aumentado el número de pobres en Venezuela. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística de la República Bolivariana de Venezuela, el “porcentaje de hogares en situación de pobreza” pasó del 42 por ciento en 1999 al 53 por ciento en el 2004. Esto a pesar de que el precio del petroleo se ha multiplicado varias veces desde que tomó el poder. (Pueden checar las cifras, y leer una opinión contraria a la mía, en el análisis de Mark Weisbrot en http://www.mci.gov.ve/opinion2.asp?id=143)
2) El gobierno de Chávez perdió su legitimidad tras la muerte de 17 personas el 11 de abril del 2002. Simpatizantes chavistas fueron filmados disparando a una multitud que se dirigía al palacio presidencial y Chávez nunca ha aclarado cual fue su participación, tácita o explícita, en esos hechos. Varios chavistas también murieron ese día.
3) Chávez ha sido elegido y reelegido en varias ocasiones pero no gobierna como un demócrata. El y su partido escribieron la nueva constitución y controlan el poder ejecutivo, el congreso, el ejército y la corte suprema. Venezuela, por lo tanto, no es una democracia representativa con claras divisiones del poder.
4) Venezuela no tiene plena libertad de prensa ni de expresión. La llamada “ley mordaza” limita enormemente lo que pueden difundir los medios de comunicación y la reforma al código penal prohíbe, incluso, insultar al presidente. De esta forma, los espacios que tiene la oposición para maniobrar dentro del sistema “legal” son prácticamente inexistentes.
5) Venezuela está controlada por una sola persona. La agenda de Chávez es la agenda de Venezuela y no al revés. Así, esta nación se está reduciendo a los deseos, excesos y terquedades ideológicas de izquierda de una sola persona. El estilo ególatra –le gusta compararse con Jesucristo y con Simón Bolívar- y combativo de Chávez ha aislado a Venezuela del mundo. Además, el sistema que quiere implementar para toda la nación ya fue rechazado por represivo e ineficaz hace más de dos décadas en europa oriental. El gobierno de Venezuela es unipersonal.
A pesar de la pobreza que ha generado Chávez en Venezuela, de su pérdida de legitimidad democrática, de su estilo autoritario, de la falta de libertades individuales y de centrarlo todo en su persona, el líder venezolano aún tiene el apoyo de dos de cada tres venezolanos. ¿Por qué? Primero porque acapara todos los recursos públicos, toda la fuerza represiva (policía, ejército, servicios de espionaje…) y porque sus interminables discursos son embutidos diariamente a la población. Y segundo, porque la oposición ha sido incapaz de presentar a un líder creíble y fuerte, que argumente con absoluta claridad por qué Chávez es nefasto para el país, y que pueda proponer un proyecto de nación alternativo. Chávez, como un huracán, se ha fortalecido en las aguas tibias de la desorganizada y arrinconada oposición.
Sin embargo, sí se puede acabar con Chávez. Pero por las buenas. No a través de un intento de golpe de estado como en el 2002, ni matándolo o secuestrándolo como sugirió el iluso pastor Robertson. A Chávez se le puede vencer con cinco argumentos y voto por voto en las elecciones presidenciales del 2006. Y eso, insisto, solo lo pueden hacer los venezolanos.