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EL BOICOT

Los Angeles, California.

La idea de que un día todos los inmigrantes, todos los mexicanos o todos los latinos dejaran de trabajar y de comprar -para demostrarle al resto de los Estados Unidos lo importante que son para la economía- lleva años circulando en la comunidad hispana. La he escuchado montones de veces. Pero lo realmente nuevo es el tratar de ponerla en práctica el próximo lunes primero de mayo.

El ejercicio de imaginarse qué pasaría en Estados Unidos si, de pronto, desaparecieran millones de sus habitantes fue explorada en el 2004 en la película A Day Without a Mexican (Un Día sin Mexicanos) del director Sergio Arau. El filme -con una mezcla de sátira, humor y crítica social- describe el caos, desconcierto y tragedia en una ficticia California cuando una extraña nube hace desaparecer temporalmente a todos los mexicanos, todos: indocumentados, residentes legales y ciudadanos estadounidenses.

La idea de la película tuvo su origen en una visita que Arau y la actriz Yareli Arizmendi hicieron a Nueva York hace varios años. Ellos vieron el enorme impacto que tuvo el cierre de museos y galerías en “un día sin arte” para que la gente valorara las aportaciones de los artistas que habían muerto de sida. Y se les ocurrió aplicar la misma idea pero con los mexicanos.

“Ignorancia y miedo equivale a odio”, me dijo ella en una vieja conversación, refiriéndose al clima antiinmigrante que existía cuando concibieron la película.

El resultado de la experiencia fue, primero, un cortometraje y luego la película que se estrenó en el verano del 2004. Miles de hispanos vieron la película, que recibió amplia cobertura en los medios de comunicación en español. “¿Y qué pasaría si lo que propone la película se hace realidad un día?” escuché muchas veces, más como especulación que como proyecto concreto.

Pero hay ideas que son imparables y que toman vida propia. Y así surgió la idea del boicot del próximo primero de mayo (que, irónicamente, es cuando se celebra el día del trabajo en América Latina).

Varias organizaciones hispanas han decidido no sumarse al paro nacional para evitar despidos masivos, una reacción negativa en el senado –donde se debate una reforma migratoria- y el rechazo entre los norteamericanos. Pero independientemente del posible éxito del boicot, la simple idea de que pueda llevarse a cabo ya demuestra, al igual que las recientes marchas multitudinarias y las protestas de los estudiantes de highschool, un nuevo poder hispano y una unión entre latinos nunca antes vista.

El poder político de los hispanos es muy limitado; hay apenas un gobernador, tres senadores y 22 congresistas latinos. Pero el verdadero poder de los hispanos radica en su creciente número. Son casi 50 millones (incluyendo a los indocumentados) y serán muchos más. Para el año 2125 habrá más hispanos que blancos (no hispanos) en Estados Unidos.

Este recién descubierto poder quedó a la vista de todos cuando hace unas semanas cientos de miles de personas marcharon pacíficamente en Los Angeles, Chicago y Washington, entre otras ciudades, exigiendo la legalización de los indocumentados y criticando la propuesta (aprobada en la Cámara de Representantes) de considerarlos unos criminales.

Las manifestaciones fueron históricas, tanto por sus números como por su mensaje y organización. Y nos tomaron a todos por sorpresa. Provocaron en muchos hispanos esa combinación de asombro y alegría que surge al ver a un bebé dar sus primeros pasos.

Nadie imaginó que tanta gente saldría a las calles y que esas marchas tuvieran un fuerte impacto en el debate migratorio en el congreso. Lo más sorprendente de todo es que, tanto el boicot como las marchas, han surgido sin líderes visibles. Son producto más de un movimiento popular –basado en la frustración con las leyes migratorias y el maltrato a los indocumentados- que de visionarios.

Pero de hecho no es necesario esperar al boicot del próximo lunes para ver que pasaría en Estados Unidos sin inmigrantes o sin latinos: la película A Day Without a Mexican lo muestra con suma crudeza y efectividad. “Se va a volver visible lo que para mucha gente es invisible”, me dijo Arau en una entrevista que rescaté de mis archivos, explicándome el objetivo de su película.

Y eso mismo pudiera ocurrir con el boicot: se hará visible la importancia de los latinos y los inmigrantes, algo que ha sido invisible hasta ahora para millones de norteamericanos.

El final de la película Un Día Sin Mexicanos es genial: un agente de inmigración de Estados Unidos, en lugar de evitar la entrada de indocumentados de México, le da un fuerte y efusivo abrazo de bienvenida al primer mexicano que trata de cruzar ilegalmente.

Ese final feliz, sin embargo, es improbable ante la situación actual en la frontera. Pero la película es el clásico ejemplo del arte adelantándose a la realidad. Si quiere saber qué pudiera pasar el próximo primero de mayo, rente la película o pida el DVD a través de la internet, y verá que el boicot venía gestándose hace mucho, mucho tiempo.

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Presentador de Noticiero Univision desde 1986. Escribe una columna semanal para más de 40 periódicos en los Estados Unidos y Latinoamérica y publica comentarios de radio diarios para la red de Radio Univision. Ramos también acoge Al Punto, el programa semanal de asuntos públicos de Univision que ofrece un análisis de las mejores historias de la semana, y es el conductor del programa Real America, que sale semanalmente en todas las plataformas digitales y que registra millones de visitas. Ramos ha ganado más de ocho premios Emmy y es autor de más de diez libros, el más reciente, 17 Minutos; Entrevista con el Dictador.

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