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EL DIA MAS TRISTE

No entendieron. Los senadores que mataron la reforma migratoria –y las esperanzas de legalización de unos 12 millones de indocumentados- nunca comprendieron que su decisión costará cientos, quizás miles, de vidas. Y que están promoviendo un país definido por el miedo y el odio.

Fue un día muy triste. Escuché llorar por la radio a muchos inmigrantes. Es terrible oir las historias de niños que temen que sus padres sean arrestados, de padres que no saben qué más hacer para proteger a los suyos, y de una clase política sorda, ciega y coja (y de vacaciones toda esta semana).

Por principio, los senadores no hicieron bien su trabajo. Su labor es resolver problemas y fracasaron estrepitosamente en uno de los más importantes. Les faltó voluntad política, creatividad y valentía.

Lo más absurdo de la decisión del senado es que dejan las cosas como están. Cada minuto un indocumentados cruza ilegalmente la frontera con México, o viola los términos de su visa, y se queda a vivir en Estados Unidos. Y medio millón se suma cada año a los 12 millones que ya están aquí. Cuando el tema resurga en el congreso dentro de varios años, el problema será monstruoso.

Pero lo peor es que, con su falta de acción, los senadores están condenando a la muerte a cientos de inmigrantes cada año. El año pasado murieron 432 en la frontera. Este año pudieran morir más.

No es posible que el país que se percibe a sí mismo como el más adelantado y libre del planeta trate casi como esclavos a millones de sus habitantes. Es un apartheid. Estados Unidos está dividido en dos: la población legal y luego, abajo, lejos, los indocumentados. Es una subclase explotada, asustada, sin derechos, sin representación…y creciendo cada día.

Qué falta de visión política de estos senadores. Que se olviden del voto latino. Ya circula entre varias estaciones de radio en español una lista de los 53 senadores -37 Republicanos, 15 Demócratas y un independiente- que votaron contra la reforma migratoria.

Los dos partidos políticos, Demócrata y Republicano, son, en parte, responsables del fracaso en el senado. Trienta siete senadores Republicanos y 15 Demócratas votaron contra la reforma.

Es cierto que los indocumentados no votan. Pero 12 millones de ciudadanos hispanos sí lo van a hacer en el 2008. Y ese puede ser el momento de la venganza política. Los votantes hispanos tendrán memoria de elefante.

En unas elecciones muy cerradas, como seguramente serán las del próximo año, el voto latino será crucial. Y es una tontería no tratar de enamorar y entender lo que quiere el grupo electoral de mayor crecimiento en Estados Unidos.

Aunque no se obtuvo la legalización, lo nuevo en la comunidad latina e inmigrante es esa sensación de poder. Los hispanos han descubierto que juntos son más fuertes y que así los escuchan. Y para probarlo, ahí están las marchas del 1 de mayo, el millón de cartas a favor de la legalización que se llevaron a Washington y los altos porcentajes de residentes legales convirtiéndose en ciudadanos para votar.

Pero esto no quiere decir que los hispanos y los inmigrantes estén libres de culpa ante el fracaso de la reforma migratoria en el senado. Hubo muchos errores.

Por principio, no hubo ninguna coordinación ni estrategia común entre todos los grupos que buscaban la legalización.

Segundo, falló el marketing. Los antiinmigrantes lograron presentar como “amnistía” lo que era una legalización justa. Además, según me dijo una lobista, por cada llamada telefónica a favor de la legalización que recibía un senador, existían 200 en contra. Los llamados de la radio en inglés ahogaron los esfuerzos de la radio en español.

Se necesitaba un ejército de voceros en las grandes cadenas de televisión y radio. No lo hubo

Y tercero, faltó liderazgo. No hubo un solo líder latino u organización que hablara por todos, que coordinara esfuerzos y que presentara un mensaje claro y convincente en inglés. Es increíble que un locutor de radio, como El Piolín (Eduardo Sotelo), tenga más poder de convocatoria que los tres senadores hispanos, la veintena de congresistas latinos, el gobernador de Nuevo México y el alcalde de Los Angeles.

La lucha por los derechos de los inmigrantes es, en muchos sentidos, muy parecida a la de los derechos civiles en los años 60. Está llena de derrotas, es a largo plazo y tiene muchos días tristes.

La esperanza es que, tarde o temprano, este país de inmigrantes

sea fiel a su centenaria tradición –ahora celebra su cumpleaños 231-, corrija rumbo y deje de perseguir a sus habitantes más productivos y vulnerables.

Pero eso no va a ocurrir este año, ni el próximo, ni el que sigue…

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Presentador de Noticiero Univision desde 1986. Escribe una columna semanal para más de 40 periódicos en los Estados Unidos y Latinoamérica y publica comentarios de radio diarios para la red de Radio Univision. Ramos también acoge Al Punto, el programa semanal de asuntos públicos de Univision que ofrece un análisis de las mejores historias de la semana, y es el conductor del programa Real America, que sale semanalmente en todas las plataformas digitales y que registra millones de visitas. Ramos ha ganado más de ocho premios Emmy y es autor de más de diez libros, el más reciente, 17 Minutos; Entrevista con el Dictador.

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