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EL EXILIO MEXICANO (1)

Ya me voy rumbo al norte,
dejo novia, mis calles, mi gente, mi México;
ay, ay, ay ,ay, algún día yo volveré”
Maná

Miami>/h2>
Uno de cada seis mexicanos vive fuera de México. Uno de cada seis mexicanos se convenció que en su país no tenía las oportunidades económicas ni las libertades para prosperar y las fué a buscar a otro lado. Uno de cada seis mexicanos huyó de la pobreza en México. Uno de cada seis mexicanos prefirió jugarse la vida en el extranjero que quedarse como desempleado. Uno de cada seis mexicanos se hartó de los fraudes, el crimen y la corrupción y se fué al norte. Uno de cada seis mexicanos se tuvo que convertir en inmigrante. Uno de cada seis…

Actualmente hay unos 18 millones de mexicanos viviendo fuera de su país. La gran mayoría está aquí en los Estados Unidos. Es un verdadero exilio. Hay más mexicanos fuera de México que en cualquier estado de la república mexicana y con excepción de la capital. El exilio mexicano es tan grande como la población completa de la zona metropolitana de la ciudad de México. Y sigue creciendo.

Un estudio binacional realizado entre los gobiernos de México y los Estados Unidos (Binational Study on Migration) estableció que cada año 105 mil mexicanos se van a vivir al norte. Sin embargo, otros cálculos menos conservadores colocan la cifra de inmigrantes permanentes entre 300 mil y 350 mil.

Nada, por el momento, puede detener esa ola migratoria. Ni las botas de Vicente Fox, George W. Bush y Al Gore, ni nuevas bardas, ni la patrulla fronteriza, ni nada. La migracion ilegal de México a los Estados Unidos no es un asunto de leyes o policias sino de oferta y demanda. Mientras falten trabajos bien pagados en México y sobren en los Estados Unidos continuará esa ola migratoria. ¿Quién puede culpar a un trabajador mexicano que gana 40 pesos al día (unos 4 dólares) por querer irse a los Estados Unidos para tratar de ganar esa misma cantidad en sólo media hora o 45 minutos?

La tristemente célebre Operación Guardián, al reforzar la vigilancia de la patrulla fronteriza en ciertos cruces típicos, no ha detenido la inmigración de indocumentados a Estados Unidos. Pero sí ha obligado a los inmigrantes mexicanos a tomar rutas más peligrosas. La inmigración indocumentada es como un globo con agua; si lo aprietan por un lado se va por otro.

Actualmente hay una verdadera masacre en la frontera entre México y los Estados Unidos. Entre 1995 y este año 2000 más de 700 inmigrantes han muerto en la frontera. A dos los vimos morirse frente a una cámara de televisión en el río Bravo; el resto murió en el anónimato por deshidratacion, por frío, por cansancio, por asaltos o por haberse perdido en el desierto y las montañas. Carlos Fuentes decía en su libro El Espejo Enterrado que la frontera entre ambos países es una cicatriz. Pero hoy es, mas bien, una herida abierta y sangrante.

Por cada inmigrante detenido pasan dos o tres. Y eso nadie lo va a evitar mientras existan diferencias económicas tan grandes entre un país y otro. Sin embargo, sí hay soluciones a mediano y largo plazo que pueden ayudar a resolver esta crisis migratoria.

El Tratado de Libre Comercio no es suficiente. A quienes lo negociaron les faltaron pantalones para incluir dos temas tabú: el petroleo y la inmigración. El acuerdo no escrito era que Estados Unidos no presionaría a los mexicanos en el tema del petroleo si Mexico desistía de buscar un arreglo migratorio. Pero ese acuerdo acaba de romperse.

Cuando el secretario de energía de los Estados Unidos, Bill Richardson, le insinuó hace unos meses al gobierno mexicano que incrementara su producción de petroleo para que los norteamericanos pagaran menos por la gasolina, le dejó la puerta abierta a México para negociar el asunto de los indocumentados. El mandatario Ernesto Zedillo ya no lo va a hacer; Zedillo es un lame-duck president, un presidente saliente. Además, nunca se atrevió a espinarse la mano con el tema. Le fallaron los lentes; le faltó visión. Pero Vicente Fox, el presidente electo, sí podría negociar un tratado migratorio con los Estados Unidos.

Fox quisiera establecer un plan para abrir la frontera entre ambos países en diez años. Así lo declaró a la cadena de noticias ABC y escandalizó a los círculos más conservadores de los Estados Unidos. La propuesta enfrenta muchísima resistencia pero es realizable. Abrir la frontera suena tan idealista como hace unos meses sonaba la idea de que Fox ganara la presidencia. Estados Unidos y Canadá tienen, en la práctica, una frontera abierta y los países de la Unión Europea han borrado sus límites geograficos. No hay ninguna razón para pensar que México y los Estados Unidos no lo podrían hacer también.

Por principio hay que empezar con un programa para equiparar salarios en la zona fronteriza. Pero lo verdaderamente innovador sería un tratado migratorio que permitiera el libre tránsito de trabajadores mexicanos en Estados Unidos y de norteamericanos en México. Al principio podría ser muy específico -quizás en areas como la agricultura y textiles- y poco a poco iría ampliándose.

Conozco, por ejemplo, una compañia de internet en el sur de la Florida que necesita 15 redactores en español y sé de muchos periodistas mexicanos, desempleados o muy mal pagados, que quisieran irse a vivir a Estados Unidos. Pero como no hay ningun acuerdo migratorio entre ambos países, los periodistas mexicanos seguirán desempleados o mordiéndose la uñas y la empresa de internet continuará tapando hoyos y sufriendo para estar a flote.

Solo la existencia de un tratado migratorio de libre tránsito de trabajadores entre México y Estados Unidos podría normalizar y legalizar el contínuo y creciente éxodo de mexicanos al norte. Solo eso va a ponerle un alto a las muertes, abusos y violaciones a los derechos humanos de los inmigrantes mexicanos en la frontera. Todo lo demás son patadas de ahogado.

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Presentador de Noticiero Univision desde 1986. Escribe una columna semanal para más de 40 periódicos en los Estados Unidos y Latinoamérica y publica comentarios de radio diarios para la red de Radio Univision. Ramos también acoge Al Punto, el programa semanal de asuntos públicos de Univision que ofrece un análisis de las mejores historias de la semana, y es el conductor del programa Real America, que sale semanalmente en todas las plataformas digitales y que registra millones de visitas. Ramos ha ganado más de ocho premios Emmy y es autor de más de diez libros, el más reciente, 17 Minutos; Entrevista con el Dictador.
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