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EL PAPA Y EL ABUSO SEXUAL

Poner en la misma linea el nombre del Papa Juan Pablo II y las acusaciones de abuso sexual contra sacerdotes catolicos seguramente va a escandalizar a muchas personas. Lo siento. Pero es importante preguntárnos qué ha hecho el Papa y el Vaticano para investigar, castigar y prevenir los miles de casos de abuso sexual contra niños dentro de la iglesia católica, no sólo aquí en Estados Unidos sino también en América Latina.

Primero los datos. Son terribles. La investigación más completa sobre el abuso sexual de los sacerdotes católicos fue realizada por el procurador general de Massachussets, Thomas Reilly, y concluyó que sólo en la arquidiócesis de Boston 237 sacerdotes violaron o manosearon a por lo menos 789 niños desde 1940 a la fecha. Y esto ocurrió debido a que muchos líderes de la iglesia católica guardaron silencio y ocultaron los crímenes. “Cuando (los sacerdotes) tuvieron que escoger entre proteger a los niños o proteger a la iglesia, escogieron el silencio para proteger a la iglesia”, dijo Reilly al dar a conocer su investigación de 16 meses. Los sacerdotes católicos “sacrificaron a muchos niños por muchos, muchos años.”

La tragedia es doble debido a que prácticamente ninguno de los sacerdotes involucrados en estos crímenes terminará en la cárcel. Como la iglesia nunca reportó esos crímenes, las leyes no se pueden aplicar y esos sacerdotes criminales están en libertad. Porque eso son: criminales con sotana. Es criminal cuando un sacerdote toca el pene y los testículos de un niño de 12 años del coro de la iglesia. Es criminal cuando un sacerdote convence a un niño de 13 años a que le dé sexo oral en el confesionario. Es criminal cuando un sacerdote sodomiza a un niño de 15 años en los predios de un seminario o una escuela. Esto ha estado ocurriendo, a escondidas del público, pero a sabiendas del liderazgo del clero. Y eso, también, es criminal.

La espantosa crisis que está viviendo el catolicisimo tiene que ver, no únicamente con los sacerdotes que abusaron sexualmente de los menores de edad, sino con la conspiración de silencio a los más altos niveles de la iglesia católica para intentar ocultar este escándalo. Lo que indigna es que obispos, cardenales y el mismo Vaticano hayan ocultado por décadas lo que estaban haciendo sus propios sacerdotes. ¿Cómo es posible que hayan guardado silencio ante una tragedia de esta magnitud?

Ahora bien, si ha habido 789 casos de abuso sexual infantil en una sola arquidiócesis ¿cuántos más habrá en las otras 145 arquidiócesis y diócesis en Estados Unidos? ¿Cuántos casos más se están escondiendo en las más de 190 arquidiócesis y diócesis de América Latina?

Me preocupa particularmente América Latina porque ahí el silencio es una barrera impenetrable. Uno de cada tres católicos del mundo vive en esa región. El poder de los sacerdotes latinoamericanos, no hay duda, intimida a quienes buscan información sobre casos de abuso sexual infantil dentro de la iglesia. Los gobiernos y políticos no quieren enemistarse con la iglesia católica y las leyes casi nunca se aplican a los sacerdotes criminales. Los periodistas temen la llamada de un sacerdote al medio de comunicación donde laboran. Y, mientras, las víctimas de abuso sexual se quedan sin justicia.

El abuso sexual por parte de sacerdotes católicos no es un problema sólo en Estados Unidos. La diferencia es que el escándalo en Estados Unidos se ha dado a conocer gracias al extraordinario trabajo de los periodistas del diario Boston Globe. Tras sus reportajes -con el que ganaron un premio Pulitzer- tanto a la iglesia como a las autoridades no han tenido más remedio que hacer algo al respecto. Pero en América Latina el silencio es ensordecedor.

¿Dónde están las investigaciones? ¿Por qué la iglesia no se atreve a publicar una lista de los sacerdotes latinoamericano que han violado y abusado sexualmente de menores de edad? Por ejemplo, de los 13,173 sacerdotes católicos que hay en México ¿cuántos son violadores? ¿cuántos han abusado sexualmente de menores y aún hoy en día siguen en contacto con niños y jóvenes en seminarios, escuelas y universidades? ¿Por qué el mismo Papa Juan Pablo II rehusa involucrarse personalmente en la peor crisis que ha enfrentado su pontificado?

Karol Wojtyla se convirtió en el Papa número 264 el 16 de octubre de 1978. Es decir, el escándalo de abuso sexual dentro de la iglesia católica explotó bajo su liderazgo. ¿Qué hizo el Papa para prevenirlo? ¿Autorizó Juan Pablo II la política de ocultar los casos de sacerdotes criminales? ¿Sabía el Papa que muchos de los sacerdotes que él ha promovido dentro de la jerarquía eclesiástica eran abusadores sexuales? Me encantaría preguntarle esto al Papa pero, me aseguran, no da entrevistas a periodistas. Las dudas, sin embargo, no desaparecen. ¿Acaso Juan Pablo II no tiene la obligación de responder estas preguntas a los mil millones de católicos del mundo? No es una cuestión de infalibilidad papal sino de justicia con los más vulnerables en la sociedad.

El abuso sexual dentro de la iglesia católica es también un problema de liderazgo. Estoy absolutamente convencido de que si Juan Pablo II tomara este tema como una prioridad, otra sería la actitud del resto de los líderes de la iglesia. Basta una orden del Papa para que se den a conocer los nombres de todos los sacerdotes que han abusado sexualmente de niños en todo el mundo. Desafortunadamente la orden no ha llegado. Los casos de sacerdotes criminales dentro de la iglesia católica se siguen ocultando y eso está poniendo en un verdadero peligro a miles de niños. Al mismo tiempo, el catolicismo enfrenta una seria crisis de credibilidad. ¿Por qué la iglesia parece estar más interesada en proteger a los sacerdotes victimarios que a las víctimas de abuso sexual?

No queda la menor duda que el Papa viajero ha llevado la doctrina católica a los rincones más oscuros del mundo. Pero ahora, en el ocaso de su vida, Juan Pablo II tiene que la tarea más difícil de su pontificado: limpiar a la iglesia católica de abusadores sexuales y entregar a la justicia civil a los sacerdotes criminales para ser juzgados, castigados y encarcelados. ¿Se atreverá el Papa a hacer esto? Proteger a los niños y enjuiciar a quienes han abusado sexualmente de ellos sería lo verdaderamente cristiano.

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