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EL PRIMER PRESIDENTE HISPANO?

​Nadie lo dice así. Ni él mismo. Pero el entusiasmo que genera el senador cubanoamericano Marco Rubio es porque podría convertirse en el primer presidente hispano de Estados Unidos. Para eso, por supuesto, tendrían que pasar muchas cosas: que Mitt Romney lo escoja como el candidato Republicano a la vicepresidencia, que Barack Obama pierda las elecciones en noviembre, que Romney se reelija en el 2016 y que Rubio ganara en el 2020.

​Es, lo sé, un laberinto de posibilidades y especulaciones. Pero así es, precisamente, como se arman las grandes historias de éxito en Estados Unidos. Y el senador Rubio puede esperar su turno; apenas tiene 41 años de edad.

​“Yo no creo que haya ningún impedimento a que un hispano se convierta en presidente de esta gran nación”, me dijo en una entrevista en su oficina en el edificio del senado en Washington. La posibilidad está ahí. Sobre Barack Obama, el primer presidente afroamericano, opinó: “Si él lo puede hacer, yo también.” Las matemáticas y la demografía están de su lado: hoy hay más latinos que afroamericanos en Estados Unidos.

​El problema es que muchas de las ideas del senador Rubio no las comparten la mayoría de los hispanos, según varias encuestas. De entrada, el senador se opone a la legalización de 11 millones de indocumentados, como propone el presidente Obama. Antes de eso Rubio quiere “seguir mejorando la seguridad de la frontera…y crear un sistema de verificación electrónica que funcione.”

Rubio es el primero de siete senadores hispanos en la historia que no apoya la llamada “reforma migratoria”, que le otorgaría la ciudadanía a indocumentados. “Lo que no va a ocurrir en este país es darle amnistía a 11 millones de personas”, reconoció. “Eso no es realista, no hay apoyo para eso.”

​La biblioteca personal de Rubio en su oficina de Washington tiene libros de los ex presidentes Ronald Reagan y George W. Bush, dos Republicanos que apoyaron la legalización de indocumentados. Pero, en ese punto, el senador no piensa como sus ídolos políticos. “Yo soy mi propia persona, tengo mis propias ideas”, me dijo, “y mis ideas están fundadas en mi experiencia de vida y también en lo que está ocurriendo hoy en día en este país.”

​Rubio se opone también al Dream Act –una propuesta que legalizaría a estudiantes que llegaron de niños a Estados Unidos con sus padres. “Yo no apoyo el Dream Act como ha sido escrito.” Por ahora decidió no presentar su propia versión del Dream Act al senado.

El está a favor de convertir el inglés en el idioma oficial de la nación –“el país tiene que tener un idioma que nos una a todos”- y apoyó la ley antiimigrante de Arizona. “¿Por qué se puso del lado de los victimarios que están persiguiendo a hispanos?” le pregunté. “Arizona tiene un caso muy especial”, me explicó. “La violencia está cruzando la frontera (con México), afectando a ciudadanos norteamericanos. Hispanos, incluso, buscaron que su gobierno estatal reaccionara a esa realidad y la reacción fue esta ley.”

Los padres de Rubio nacieron en Cuba y llegaron a Estados Unidos en 1956, tres años antes de que Fidel Castro tomara el poder. Es decir, son inmigrantes económicos al igual que millones de indocumentados. El abuelo de Rubio, Pedro Victor García recibió en 1962 una orden de deportación y estuvo ilegalmente en el país hasta 1967. La pregunta es ¿por qué defiende lo que hicieron sus padres y su abuelo y no hace lo mismo con otros inmigrantes como ellos?

“No todo el mundo entró de la misma manera”, aclaró.  “Mis padres en el año 56 y mi abuelo (entraron) a este país a través de un proceso de migración legal…Creo que eso es esencial para el futuro económico de este país.”

La principal contradicción política de Rubio es que él es hispano pero se opone a las ideas que tiene la mayoría de los hispanos. Estudios del Pew Hispanic Center indican que la mayoría de los hispanos apoyan una legalización de indocumentados y el Dream Act, y rechazan el inglés como idioma oficial y la ley antiinmigrante de Arizona. Rubio no.

Por eso hay serias dudas de que Rubio, como candidato a la vicepresidencia por el partido Republicano, pudiera arrebatarle a los Demócratas el dominio que tienen del voto hispano. Pero no lo podemos descartar. Rubio es ambicioso, muy inteligente, joven y se enfrenta con claridad a los retos. El partido Republicano necesita muchos más hispanos así.

Alguna vez se pensó que Henry Cisneros, el ex secretario de transporte, o Bill Richardson, el ex gobernador de Nuevo México, podrían haber sido el primer presidente hispano. Los dos eran Demócratas. Pero no pudieron.

Ahora es un Republicano de Miami el hispano que se encuentra más cerca de la Casa Blanca. Pero lo que le falta a Marco Rubio es que, en el camino, salga a defender a todos los latinos, con documentos o sin ellos. Un hijo de inmigrantes no debe darle la espalda a otros inmigrantes. Al contrario; tiene la oportunidad histórica de convertirse en su principal defensor.

Por Jorge Ramos Avalos

(Julio 02, 2012)


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Presentador de Noticiero Univision desde 1986. Escribe una columna semanal para más de 40 periódicos en los Estados Unidos y Latinoamérica y publica comentarios de radio diarios para la red de Radio Univision. Ramos también acoge Al Punto, el programa semanal de asuntos públicos de Univision que ofrece un análisis de las mejores historias de la semana, y es el conductor del programa Real America, que sale semanalmente en todas las plataformas digitales y que registra millones de visitas. Ramos ha ganado más de ocho premios Emmy y es autor de más de diez libros, el más reciente, 17 Minutos; Entrevista con el Dictador.

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