23 Abril del 2003 / EL TIEMPO/COLOMBIA
‘Lo más difícil cubrir guerra es sobrevivir’

Este mexicano que acaba de llegar de cubrir el conflicto, ha estado además en las guerras de El Salvador, Kosovo, el Golfo y Afganistán. Según él, los enfrentamientos seguirán en cualquier parte del mundo mientras Bush esté en la Casa Blanca.

Hace dos semanas que Jorge Ramos, conductor del Noticiero Univisión, se siente “como un león enjaulado”. Tras 23 días como corresponsal de guerra en Kuwait y el sur de Irak, de hacer cuatro informes diarios, de hablar con soldados de ambos bandos, de ver muertos y heridos y de no poder dormir por las alarmas, la ‘calma’ de la redacción de su informativo le parece aburrida.

“No me imagino cómo se sentirán los soldados cuando regresan”, dice este periodista mexicano de 45 años que con la de Irak completa su quinta guerra. “He estado en la de El Salvador, Kosovo, la Guerra del Golfo, Afganistán y ahora en Irak”, agrega.

Los tres primeros días del conflicto lo cogieron en Miami. Transmitió las primeras 72 horas desde el noticiero y al quinto día apareció en Kuwait. “No se puede cubrir la guerra detrás de un escritorio”, explica asegurando que la estrategia de Univisión fue enganchar a la audiencia con su figura y la de María Elena Salinas, desde el comienzo, para así seguir durante toda la guerra.

A Jorge le correspondió la guerra y a su compañera, que está ahora en Bagdad, la postguerra. Desde la redacción del Noticiero Univisión, el más visto por los latinos de los Estados Unidos y de muchos países de Suramérica, habló con EL TIEMPO.

Usted tenía una posición crítica frente a esta guerra, ¿cambió su punto de vista después de estar en Irak?

Una guerra siempre significa un fracaso y esta no es la excepción. Significa el fracaso de las negociaciones diplomáticas y la imposibilidad de resolver las cosas por el diálogo. Mi punto de vista no ha cambiado, por el contrario, después de tres semanas en Kuwait, Quatar y el sur de Irak me queda claro que esta guerra a pesar de haber logrado el fin del régimen de Sadam Hussein, va a crear un mundo mucho más violento.

¿Cómo era un día de trabajo allá?

No había día ni noche, por la diferencia horaria y la diversidad de programas en los que tenía que hacer directos (desde las 7 a.m. hasta las 11:30 p.m.) tenía que cuadrar el tiempo para hacer mis reportajes y dormir, y lo que más sacrificamos fue el sueño. Dormía 3 o 4 horas cuando podía y hubo muchos días que las alarmas no permitían dormir.

¿Qué fue lo más difícil del trabajo?

Lo más difícil en una guerra es que no te maten. De lo que se trata es de sobrevivir. Lo más difícil es mantener la calma en un medio violento y poder trabajar y enviar la nota a tiempo. De nada sirve ir a una guerra si no se puede enviar el reporte para el medio en el que se trabaja.

¿Y lo más impactante?

Recuerdo sustos grandes, como cuando entré al sur de Irak con un grupo de ayuda humanitaria y quedé rodeado de iraquíes, sin saber si eran civiles o militares de civil. Me habían dicho que me fijara en los pies, que los que llevaban botas o zapatos eran soldados y los descalzos o en sandalias, civiles. Casi todos tenían botas y uno me dijo que lo primero que quería hacer era cortarle la garganta a un americano o británico. No había forma de explicarle que yo era de México y en sus ojos había un odio tal que si no lo paran, no sé que hubiera ocurrido.

¿Por qué Univisión no tuvo periodistas con las tropas norteamericanas?

Tuvimos tres corresponsales en Bagdag, pero independientes. No usamos ese recurso porque es una forma muy incompleta de hacer periodismo. Los reportes que venían de los periodistas que estaban con las tropas eran muy parciales, muy valientes, pero parciales. Eran de mucha intensidad, pero incompletos, con escenas impresionantes, pero llenas de patriotismo y eso no es buen periodismo.

¿Qué piensa de las críticas a los corresponsales de guerra?

Todas justas. El principal problema para los periodistas en una guerra es tomar partido y en este caso vimos a muchos periodistas norteamericanos y árabes vestidos con la bandera de su país. Si pudiera destacar la labor de algún grupo, destacaría la de los muy valientes periodistas que soportaron el conflicto en Bagdag de forma independiente, solos, sin las tropas, sin tomar partidos y describiendo lo que veían. Muchos de ellos eran hispanos.

¿Qué diferencia hubo entre las cadenas norteamericanas y las hispanas?

En el caso de Univisión, fuimos lo únicos que tuvimos a uno de los conductores principales del noticiero en la zona. Además, hicimos un enorme énfasis en los casi 30 mil soldados hispanos que pelearon esta guerra, entre ellos muchos colombianos y tuvimos corresponsales en Bagdag, mientras a los medios americanos se los habían expulsado. Pero la real diferencia estuvo en que nuestros presupuestos son sólo una fracción de los millones de dólares que ellos se gastaron.

¿Y la tecnología?

La tecnología igualó a los medios. Los satélites son iguales para todos y los videophones también. La gran diferencia es que por ejemplo nosotros teníamos a cinco periodistas en Kuwait y el sur de Irak y CNN tenía 200. La diferencia es que nosotros teníamos cinco cuartos de hotel y CNN, un hotel completo. Ellos tenían expertos en caso de ataque químico y nosotros sólo unas mascaritas.

¿Va a haber más invasiones de los aliados?

Yo la llamo la guerra interminable. Bush ha declarado la guerra contra el terrorismo y eso es una definición tan genérica que lo único que necesita es ir buscando distintos objetivos militares. Me temo que esta es una guerra que va a continuar mientras Bush esté en la Casa Blanca. Puede ser en Libia, Irán, Corea del Norte, Cuba, Venezuela o… Colombia.

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