Miami.
La principal característica que distingue a Vicente Fox de otros expresidentes mexicanos es que él habla y opina sobre todo. Los otros no.
¿Por qué no guardar silencio, siguiendo esa vieja tradición mexicana? le pregunté a Fox en una reciente visita a Miami. “Porque México cambió”, me respondió. “Porque el 2 de julio del 2000 en México pasamos de un régimen autoritario a un régimen democrático. Y las consecuencias son estas. Efecticamente los presidentes anteriores, o porque habían sido corruptos, o porque los presionaba el siguiente presidente, se callaron. O porque no tenían nada que decir.”
Fox, quien publicó sus memorias y ha dado más de 50 discursos (según su propia cuenta) desde que dejó el poder, cree que “sí hay vida después de la presidencia”. Y constantemente se cruza con otros expresidentes latinoamericanos –mencionó a Toledo, Lagos, Cardoso y Maduro- que están haciendo lo mismo que él.
Y ya que quería hablar, le pregunté si apoyaba la propuesta del presidente Felipe Calderon de permitir que compañías privadas y extranjeras participen en la explotación del petroleo mexicano. “Por supuesto que sí”, me dijo, “porque no hay otra fuente de recursos para hacer eso. Eso es muy diferente a perder la soberanía y el control de ese recurso natural que sí es de todos los mexicanos. (Hasta) Cuba explota su petroleo asociado con inversión privada.”
Durante la presidencia de Fox (2000-2006) no se construyó ni una sola refinería a pesar de haber tenido los ingresos más altos en la historia de Petroleos Mexicanos (Pemex). Pero Fox defendió su decisión.
“¿Con qué construyes una refinería?”, se preguntó. “El ingreso del petroleo entra al presupuesto y se gasta. Entonces todo lo que le metas al petroleo lo estás dejando de meter en la educación. Yo no tengo ningún titubeo en esto. Jamás de los jamaces cambiaría estar invirtiendo para sacar un barril más de petroleo que estar invirtiendo en tener un jóven mexicano con título universitario. Eso vale mucho más que un barril de petroleo.”
Fox, quien favorece un debate a nivel nacional, se opone a que esto sea resuelto con un referendum. “El populismo no me cuadra mucho; para eso existen los congresos”, me dijo. “(Hugo) Chávez hace referendums cada ocho días y el tipo ni es democrático ni está viendo por su país.”
Fox y Calderón coinciden en el asunto del petroleo pero no en el de Cuba. “Le pedí a Fidel (Castro) mandar mexicanos, ya no de la ONU, a (revisar) las cárceles cubanas”, recordó Fox. “Si quieres mi voto en Naciones Unidas (le dijo a Fidel), lo tienes, pero primero muéstrame que se respetan los derechos humanos.”
-“¿Está cayendo en un error Calderón (al normalizar relaciones con Cuba)?”
-“Bueno”, me contestó Fox, “Calderón es Calderón. Es el presidente de México hoy. El decidirá qué quiere hacer. Yo tomé mis decisiones. Ahora Calderón hará las suyas. Que, por cierto, es un gran presidente y está haciendo una gran tarea. Yo creo que va a ser el mejor presidente que ha tenido México.”
Una comisión del congreso mexicano extendió hasta el 20 de agosto una investigación sobre supuesto enriquecimiento ilícito contra Fox. Los congresistas quieren saber si la reciente remodelación de su rancho en Guanajuato se hizo con dinero mal habido y si los hijos de su esposa, Martha Sahagun, se aprovecharon de su posición cercana a la presidencia, entre otras cosas.
-“¿Le preocupa (la investigación)?”
– “De ninguna manera”, respondió Fox, quien tiene una sección sobre mentiras y verdades de su presidencia en la página www.centrofox.org.mx “Es una pérdida de tiempo. Para eso existe la autoridad. Son asuntos político partidistas. Debían sacar una comisión para López Obrador. Por ejemplo, el cuate se la vive como mago, gastando y recorriendo el país una y otra vez. Y los fondos ¿de dónde vienen?”
El tema de Andrés Manuel López Obrador, el excandidato presidencial del PRD, suele generar los comentarios más álgidos por parte de Fox. La semana pasada, en una entrevista, López Obrador me dijo que “sí hubo un fraude” en las elecciones del 2006 y que “nos robaron la presidencia”.
-“¿Hubo fraude?” pregunté.
– “No, de ninguna manera”, respondió Fox enfático. “Pero sí quiero reiterar, por enésima ocasión, que jamás toque un recurso público para ayudar a campaña alguna.”
-“¿Apoyó la campaña de Calderón?”
– “Espiritualmente, desde luego”, me dijo Fox. “Como compañero de partido, desde luego. Porque ¡imagínate México en manos de López Obrador! ¡Caray!…Claro que no hubo fraude. Lo que demostró el señor López Obrador es que no trae madera democrática. Que es él, él y solo él. Y todos los demás no cuentan.”
A sus 65 años Fox no tiene ganas de parar. Pero es constantemente obligado a ver hacia atrás.
-“¿Cree que fue mejor candidato que presidente?” le pregunté ¿Cambió más a México como candidato que como presidente?”
-“Tiene su mérito el haber encabezado este gran movimiento social para sacar al PRI de Los Pinos y llevar a México a la democracia”, respondió satisfecho. “Pero lo más importante es que México pase de una democracia electoral, ya ganada por los mexicanos, a una democracia eficaz.”
-“¿Qué es lo más difícil de ser expresidente?”
-“Nada”, dijo antes de despedirse y sin arrepentimientos. “Francamente hay vida después de la presidencia. Es divertido.”