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LA AMENAZA DEL ESPAÑOL

Miami.

Muchos nos tienen miedo solo porque hablamos en español. Como no nos entienden, desconfían. Nos ven como sospechosos. Y algunos hasta se imaginan que somos criminales o terroristas, pero no se atreven a decirlo. Se ponen nerviosos si les toca sentarse junto a nosotros en un avión. En ocasiones hasta nos gritan: “regrésate a tu país”.

Lo que no saben es que éste también es nuestro país.

Calculo que en Estados Unidos hay unos 50 millones de personas que hablan español, espanglish o que saben algo de castellano. Y cada vez serán más. Estados Unidos es la nación donde existen más hispanoparlantes en todo el mundo, con la excepción de México. Argentina, Colombia y España ya quedaron atrás.

El español se sostiene en Estados Unidos debido a que 9 de cada 10 familias hispanas hablan castellano en casa, gracias a la creciente red de medios de comunicación para hispanoparlantes y, sobre todo, porque cada año entra alrededor de un millón de inmigrantes, legales y no tanto, que hablan el idioma.

Sin los inmigrantes que hablan español las ciudades norteamericanas se harían chiquitas. Según el último reporte de la Oficina del Censo, sin inmigrantes Boston perdería 100 mil habitantes, Los Angeles 200 mil y Nueva York 600 mil.

A pesar de las enormes contribuciones económicas y culturales de los inmigrantes hispanoparlantes, hay muchos esfuerzos para hacer del inglés el idioma oficial de Estados Unidos. Pero es absurdo. Cada vez más personas prefieren comunicarse, escuchar sus noticias y leer en español. Ninguna ley puede obligar a hablar un idioma. Es ingenuo.

Pero hay políticos que no entienden esto. Hace poco el republicano Newt Gingrich -que pronto pudiera lanzar su candidatura presidencial y que se opone a la educación bilingüe- dijo que aquellos que no hablan inglés en Estados Unidos usan “el lenguaje de los que viven en los guettos”.

¿Desde cuando el español o el francés son idiomas inferiores? Estados Unidos es el único país que conozco donde hay gente que cree que hablar un solo idioma es mejor que hablar dos o tres.

Lo chistoso es que Gingrich pronto se dio cuenta de su error y se disculpó. ¿Y saben qué idioma utilizó para disculparse? Sí, el español. En un comunicado de prensa dijo que “nunca he creído que el español sea un idioma de gente de bajos recursos, ni tampoco un idioma sin belleza” y luego confesó que “hace un tiempo que he estado tomando lecciones de español para aprender el idioma.”

¿Por qué se disculpó Gingrich? Muy sencillo. Porque si quiere ganar la presidencia de Estados Unidos va a necesitar el voto de millones de latinos que hablan español y a los que, sin querer queriendo, ofendió.

Pero los norteamericanos no son los únicos que temen a los que hablamos español en Estados Unidos. Muchos latinoamericanos y españoles tampoco nos entienden.

Claro, el español que hablamos en Hialiah, en East L.A. y en Pilsen es muy distinto al de Guayaquil, San Pedro Sula y Oaxaca. Decimos troca en lugar de camión, parquear en vez de estacionarse y el handyman que atranca el liqueo over la carpeta soqueada es lo mismo que el plomero que repara una gotera que empapó la alfombra.

Distinto pero se entiende ¿no?

Sin embargo, el español que hablamos en Estados Unidos amenaza la sensibilidad de los más dogmáticos. Nos dicen de todo: ignorantes, flojos, pochos, mal educados y, sobre todo, violadores de las santas reglas de la Real Academia de la Lengua Española. Da igual. Tan inútil como declarar al inglés el idioma oficial en Estados Unidos es el pretender que todos hispanos hablen como andaluces, cordobeces o madrileños. ¡Jo!

El español que se habla en las calles del Bronx y de Houston, en la office y chateando en la internet está requetevivo y se transforma día a día. Es el español que hablaría Sancho Panza si hubiera venido como inmigrante a hacer las américas.

Este español norteamericanizado, corrompido y contaminado, impuro y aglutinador –es como un monstruo linguiístico que se come y luego digiere e integra todas las palabras que se le acercan- está influyendo enormemente al español que se habla en otras partes del mundo. Se extiende debido al gran poder adquisitivo de los hispanos en Estados Unidos, que ganan en promedio cuatro veces más que los latinoamericanos, permitiéndoles viajar más, gastar más en teléfono, enviar más remesas. A esto hay que unirle la imparable la penetración tecnológica y cultural del norte al sur a través de películas, música, moda, internet, televisión, cable, radio y satélite.

Nuestro español del norte -¿norteñol?- solo amenaza a aquellos que no entienden que las lenguas, como la imaginación, crecen de manera inusitada, sorprendente, se alimentan de los lugares menos sospechados y desafían todos los decretos. Gud bai.

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Presentador de Noticiero Univision desde 1986. Escribe una columna semanal para más de 40 periódicos en los Estados Unidos y Latinoamérica y publica comentarios de radio diarios para la red de Radio Univision. Ramos también acoge Al Punto, el programa semanal de asuntos públicos de Univision que ofrece un análisis de las mejores historias de la semana, y es el conductor del programa Real America, que sale semanalmente en todas las plataformas digitales y que registra millones de visitas. Ramos ha ganado más de ocho premios Emmy y es autor de más de diez libros, el más reciente, 17 Minutos; Entrevista con el Dictador.

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