Los Cabos, México.
Debe ser muy incómodo para el presidente de México, Vicente Fox, que a todos lados donde va le preguntan sobre las aspiraciones presidenciales de su esposa, Marta Sahagún. La incomodidad se nota, primero, en sus gestos y en su lenguaje corporal. Y luego en sus palabras.
Fox se retorcía en su silla, en silencio, mientras escuchaba la presentación de Jack Fuller en la sesión inaugural de la Sociedad Interamericana de Prensa. Fuller, presidente de la SIP y periodista al fin y al cabo, apuntó en inglés que Marta Sahagún “quiere postularse como candidata a la presidencia.” Y Fox, que escuchaba sin necesidad de traductor, inmediatamente lo desmintió cuando llegó al micrófono. “La señora Marta Sahagún jamás ha expresado que quiere ser candidata o presidenta de este maravilloso país”, dijo Fox. “Tenemos grandes planes, que es irnos al rancho San Cristóbal, a disfrutar de la familia…así es que seguramente no la vamos a ver a ella corriendo para presidenta de México.”
“Esa es la nota”, le comenté a un periodista que estaba sentado junto a mí. “Así es”, me respondió. “Fox tenía que quitarse ese tema de encima.” Y de esta manera escuchamos el discurso de Fox bajo la impresión de que él y Marta habían acordado cortar de seco las especulaciones y sacarla de la contienda por la presidencia en el 2006.
“Somos una casa de cristal”, dijo Fox en su discurso a los miembros de la SIP, refiriéndose a otro tema. Pero no pocos encontraron en la frase un deseo de presentarse como un ser transparente, tanto en lo político como en lo personal. Hasta ahí iban bien las cosas para Fox.
Sin embargo, al abrirse la sesión de preguntas y respuestas, la supuesta transparencia la “pareja presidencial” –como le gusta definir su matrimonio al presidente Fox- desapareció. Cuando le pregunté al presidente si él había acordado con su esposa descartarla oficialmente como candidata para el 2006, Fox brincó. “No, de ninguna manera”, me contestó. “Ella es una persona libre que toma sus propias decisiones. Ciertamente que cualquier decisión que ella tome, yo la respaldo…Lo único que señalo es que ella no ha dicho que es candidata o precandidata. Lo han dicho los medios de comunicación y lo han dicho las encuestas. Pero ella no lo ha dicho.” Fox había logrado convertirse en un ocho en menos de media hora. ¿Por fin? ¿No que no la veríamos corriendo para presidenta de México?
Las cosas se complicaron aun más al día siguiente cuando fue la propia Marta Sahagún, en el mismo foro de la SIP, quien desmintió a su esposo. Levantando sospechas sobre lo que había dicho el presidente Fox, ella prefirió no referirse a los “grandes planes” de irse a retirar con él al rancho de Guanajuato. Y sobre sus posibles aspiraciones presidenciales, dijo: “Mi decisión es no decir, por ahora, porque no tengo decisión tomada.”
O sea, varias declaraciones después, estamos exactamente igual que al principio: Marta aun no decide si quiere ser presidenta, las especulaciones continúan y la presidencia de Fox continúa erosionándose. La sombra del peor continuismo priísta en el poder no ha salido de Los Pinos. La diferencia es que ahora es una sombra albiazul. ¿Qué tendrá Los Pinos que los presidentes y sus esposas no se quieren ir de ahí?
Lo que sí está claro es que la “pareja presidencial” necesita unos buenos asesores de comunicación. Quienes los aconsejan parecen hacerlo con las patas. Por principio tienen que ponerse de acuerdo para comunicar, ambos, el mismo mensaje. Segundo, al presidente no se le desmiente en público y mucho menos su propia esposa. Y tercero, es preciso enfatizar las cuestiones de gobierno y no las broncas personales. ¿O será que los Fox no se dejan aconsejar por nadie y, sin coordinación, cada quien dice lo que se le pega la gana? ¿Acaso nunca desayunan o cenan juntos para ponerse de acuerdo en lo que van a decir?
Hasta los televidentes y lectores más ingenuos entienden que el conflicto –público o personal- es lo que atrae a los medios de comunicación. Y quien sufre por todas estas especulaciones es el gobierno foxista y, por consiguiente, el país. Un presidente distraído por la ambición de su esposa no es un presidente que trabaja al 100 por ciento. Y a México le urge un presidente que dé su 100 por ciento.
Efectivamente, los Fox viven en una “casa de cristal”. Sus diferencias personales son amplificadas a través de sus cristales y a veces parecen contrincantes, más que esposos. Lo más preocupante es la sospecha de que con una sola pedrada esa casa de cristal pudiera desbaratarse en pedacitos.
Posdata mortal. “Se calcula que más de 10 mil civiles iraquíes han muerto desde el 20 de marzo del 2003 como resultado de la intervención militar en Irak o en incidentes violentos durante la ocupación”, acaba de reportar Amnistía Internacional. Es la primera vez que una organización reconocida internacionalmente da a conocer una cifra de civiles muertos durante la guerra. Pero esto es un solo cálculo. “No tenemos la capacidad de detallar todas las muertes de civiles (en Irak)” dice un militar norteamericano, citado en el reporte de Amnistía Internacional. La pregunta es ¿cómo se justifican estas muertes? ¿Cómo?