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LA FLORIDA…OTRA VEZ

Miami.

La Florida, con todas sus peculiaridades, pudiera ser una vez más el estado que decida las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Pero no es un lugar fácil de comprender: tiene una muy diversa población latina, los huracanes han afectado seriamente su estado de ánimo –y su bolsillo-, y se dieron a conocer en todo el mundo por una forma muy poco confiable de contar votos.

La historia indica que en este 2004 la Florida volverá a tener un papel protagónico: desde 1960 el candidato que gane dos de estos tres estados, Texas, California y la Florida, gana la Casa Blanca. Está clarísimo que el presidente Bush ganará Texas, donde fue gobernador, y que el candidato del partido Demócrata, John Kerry, se llevará la liberal California. Así que la Florida, una vez más, pudiera ser el estado que decida al ganador de las votaciones del 2 de noviembre.

Pero nadie olvida lo que ocurrió hace cuatro años. Tras las elecciones del año 2000 se tardaron 36 días en escoger al ganador. Y aún con la decisión de la Corte Suprema de Justicia, quedaron muchas dudas sobre la legitimidad de la elección; miles de electores se quejaron de que su voto no contó.

El problema es que si la Florida vuelve a ser el estado clave en este 2004, pudiera repetirse la pesadilla electoral del 2000. ¿Por qué? Porque en 15 de los 67 condados de la Florida se van a usar máquinas para votar -o touch-screen machines parecidas a las que utilizan los cajeros rápidos de los bancos (ATM)- que pudieran descarrilar la elección si fallan el día de la votación. Además, aún no está claro que tipo de comprobante o documento de papel quedará después de votar en esas maquinitas en caso que un recuento sea necesario. La ley exige un recuento automático si el margen de victoria es menor al 0.25 por ciento. Observadores internacionales, autorizados por el departamento de Estado norteamericano, estarán presentes. ¿Y que pasaría si un observador de México, la república Checa, Tailandia, Egipto o Tanzania dice que la elección fue fraudulenta?

El expresidente Jimmy Carter, en un reciente artículo, dijo que la Florida no tenía “algunos de los requisitos internacionales básicos para tener unas elecciones justas” y luego criticó el “partidismo” de los funcionarios electorales de la Florida. El gobernador Republicano de la Florida y hermano del presidente, Jeb Bush, le contestó molesto a Carter diciéndole que sus críticas tenían motivaciones políticas. Como quiera que sea, es obvio que la Florida no es un ejemplo a seguir, en ninguna parte del mundo, en lo que se refiere a votaciones.

Independientemente de lo que ocurra el día de la votación, hay otros dos elementos de incertidumbre en la Florida: los huracanes y el voto hispano.

Las últimas encuestas estatales ponen a Bush y a Kerry en un empate técnico. Pero es posible que dichas encuestas no reflejen correctamente la realidad. Cuatro huracanes –Charley, Francis, Ivan y Jeane- destrozaron partes del estado y esto ha complicado la labor de los encuestadores para obtener las opiniones de personas que no tienen teléfono y que, en el peor de los casos, perdieron hasta sus casas.

Las pérdidas se cuentan en miles de millones de dólares. Y no sabremos hasta el día de las elecciones si las víctimas de esos huracanes creen que el gobierno del presidente Bush hizo una buena labor en las tareas de prevención, rescate y regreso a la normalidad. Por ahora eso es imposible de medir y, por lo tanto, no sabemos realmente cual candidato está ganando en la Florida.

El voto latino es, también, difícil de predecir. No queda la menor duda que el presidente Bush ganará el voto hispano de la Florida. La última encuesta realizada por la cadena Univision y el diario The Washington Post indica que el 61 por ciento de los latinos votará por Bush en la Florida y el 32 por ciento lo hará por Kerry. ¿Pero será eso suficiente para que el presidente Bush gane la Florida? Posiblemente no.

Ese porcentaje es menor al 65 por ciento del voto latino que Bush ganó en la Florida el año 2000 y que, finalmente, le dio la victoria por 537 votos sobre Al Gore. Bush aún tiene mucho trabajo que hacer en la Florida y Kerry, que no se va a quedar con los brazos cruzados, quiere arrancarle algunos votos más dentro de la comunidad hispana.

Además, el voto latino de la Florida este año es menos cubano, más diverso étnicamente y eso le afecta a Bush. El presidente, según la encuesta, ha mantenido el apoyo de 8 de cada 10 votantes cubanos -a pesar de las nuevas restricciones que impuso a los viajes a Cuba y al envío de dinero a la isla. Pero los votantes cubanos ya no tienen tanto peso; eran el 80 por ciento del total del electorado latino en la Florida en el 2000, según el cálculo del encuestador Sergio Bendixen, y este año solo son un 50 por ciento.

La otra mitad del voto latino en la Florida es puertorriqueño, nicaragüense, colombiano, dominicano y mexicano. Y esos grupos pueden estar más abiertos al mensaje del partido Demócrata. Nada está escrito. Ambos candidatos se están peleando el cada vez más diverso y complejo voto latino de la Florida con una multitud de anuncios por televisión en español y con frecuentes visitas al estado.

Hay mucho de incierto en la Florida durante esta elección, desde el cuestionable sistema de votación hasta el impacto de los huracanes y del voto latino. Pero lo que sí es cierto, es que el dos de noviembre los ojos del mundo volverán a estar puestos aquí.

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