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“LO QUE EL VIENTO SE LLEVO”

Entrevista con FRANCISCO LABASTIDA candidato del PRI a la presidencia de México
Por Jorge Ramos Avalos

Ciudad de México

. Ojos rojos. Por todos lados. Irritados por la falta de sueño. Eso es lo primero que llamaba la atención de los colaboradores y amigos de Francisco Labastida. En cambio, él parecía tan fresco como un jugo de toronja recién exprimido. Conocí a Labastida unas horas después de haber ganado las elecciones primarias del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Casi no había dormido la noche anterior –tras el discurso de victoria y antes de la primera entrevista del día- pero rebosaba de energía. “Estoy acostumbrado a días de 15 horas de trabajo”, me comentó.
Estaba sorprendido por la magnitud de su triunfo electoral el siete de noviembre. “Sí me sorprendió; lo confieso”, dijo Labastida.

“Yo no pensé ni que iban a salir 10 millones de mexicanos a votar ni que ibamos a ganar con 270 distritos; se lo digo con honestidad, fue una sorpresa”.

Si le creemos a los priístas, su victoria significa el fin del dedazo (esa ancestral tradición a través de la cual el presidente en turno escogía a su sucesor). Tuvieron que pasar 70 años –y una elección- para que Francisco Labastida tomara posesión, oficialmente, como candidato del PRI a la presidencia de México. Fue una elección que los priístas calificaron de “histórica”. Sin embargo, para sus opositores, fue sólo una simulación. ¿Por qué? Porque el ganador se conocía varias semanas antes de que se sufragara el primer voto.

Para sus críticos, Labastida es un tecnodinosaurio de la política mexicana; fue gobernador de un estado –Sinaloa- dónde el narco siempre ha hecho de las suyas y secretario de gobernación cuando el crimen dio un salto en el país. Pero para sus seguidores, él es la máxima encarnación de un partido que ha sabido reinventarse durante siete décadas para mantenerse en el poder.

Para ser francos, Labastida ha dado a conocer dos cosas de su vida privada que casi ninguno de sus compañeros priístas ha hecho: la primera, reconocer un secreto personal –tiene una hija fuera del matrimonio- y la segunda, hacer pública su declaración patrimonial –tiene poco mas de medio millón de dólares.

Cuando conversamos, estaba rodeado de sus jóvenes asesores –a sus 57 años podría ser el padre de muchos de ellos- y contagiado de su entusiasmo. Traje azul, camisa blanca, corbata roja. Cada pelo en su lugar. La sonrisa franca. Mirada directa. Me pareció mas delgado y menos alto de lo que proyectaba por televisión.

Seguramente algo pasó en los últimos días; no me encontré con el personaje acartonado que había visto en las entrevistas que concedió durante la campaña electoral. Se veía seguro, relajado. Quizás fueron sus asesores de imagen. O quizás es la tranquilidad que da la victoria (aunque sea parcial).Aquí está, pues, la entrevista (editada por cuestiones de espacio):

Ramos. ¿Fue una elección de a deveras? Estaba hablando con la gente y me decían: pues cómo no va a ganar el señor Labastida si lo apoyaron gobernadores, presidentes municipales, funcionarios del PRI, e incluso del mismo presidente. Hay la percepción de que la cargada lo llevó a usted al triunfo. ¿Qué le dice usted a ésta gente?

Labastida. Que en lugar de cargada es mayoría. Es una razón muy elemental, digamos. Votaron millones de personas (y) mas de cinco millones de personas votaron por mi. ¿Usted cree que yo le puedo manejar el dedo, el cerebro, a cinco millones de personas? Obviamente no, nadie lo puede hacer. El voto corporativo es algo que forma parte de, digamos, lo que el viento se llevó. Eso forma parte del pasado. No existe hoy. Inclusive si se trata de utilizar, se revierte…¿Por qué ganamos? Yo creo que porque la propuesta que planteamos fue la que convenció a la gente.

Ramos. Usted hablaba (en su discurso de victoria) que había que alejarse de los valores de Salinas. ¿A que se refiere? ¿A los valores morales o que va a cambiar el modelo económico que hay en éste país?

Labastida. No. Por lo que toca al modelo económico, fundamentalmente hay que darle continuidad al crecimiento económico. Inclusive tener un crecimiento económico mas alto. Que hay que fortalecer la economía de mercado. Que hay que impulsar mucho la generación de empleos como fórmula de fondo para solucionar los problemas de pobreza que hay en el país. Que hay que mantener disciplina fiscal. Que hay que mantener, también, la apertura hacia el comercio exterior. Esto, creo, que son avances que tenemos que mantener…

Ramos. No está hablando (de cambios) al modelo económico.

Labastida. Bueno, sí. Hablo de algunos cambios al modelo económico. ¿Qué cambios? Impulsar mucho la generación de empleo…Si lo mas valioso que tenemos es nuestra gente, si no queremos que se vaya a los Estados Unidos porque no lo encuentra aquí, tenemos que impulsar actividades que den empleo en México. Abrirles nuevas opciones a los jóvenes…(Son) algunos cambios del modelo que nos permiten lograr con mayor eficiencia lo que nos estamos planteando.

Ramos. Cuando dice que hay que alejarse de Salinas (de Gortari), entonces ¿a qué se refiere? ¿Qué le hizo Salinas? ¿Qué le molesta de Salinas?

Labastida. No es un problema personal. Es un problema de lo que uno quiere, vamos a decirlo en esos términos. ¿Qué planteo? Que si hay crecimiento económico se distribuya de mejor manera entre toda la gente. Que no sea un crecimiento económico que le concentre beneficios a unos cuantos.

Ramos. ¿Es una crítica a los multimillonarios que surgieron durante la época de Salinas?

Labastida. Es una crítica a un pequeño grupo de gentes que hicieron grandes fortunas. Entonces yo digo: ¿es cierto que yo quiero que la economía crezca? Sí. Pero quiero que crezca para apoyar a la mayor parte de la gente, a la mayor parte de los mexicanos.

Ramos. ¿Hay que enjuiciar a Salinas?

Labastida. No es un problema de enjuiciamiento. Mi planteamiento fundamental es: no quiero ver tanto para atrás, quiero ver hacia adelante. Y ver hacia delante, para mi significa definir con mucha claridad hacia dónde vamos y también definir cómo lo construimos. Soy de los que piensan que hay que tener precisión en el rumbo, pero hay que cuidar mucho los detalles.

Ramos. Usted mencionaba hace unos momentos a los mexicanos que viven en el exterior. Hay cerca de 10 millones de mexicanos viviendo fuera. Y el senado, dominado por su partido, le prohibió a éstos mexicanos votar en las próximas elecciones presidenciales. ¿Usted cambiaría esto?

Labastida. Depende de las formas y depende de cómo se haga.

Ramos. Pero digamos, en general, la idea de que el mexicano en el exterior pueda votar por el presidente en México ¿le parece que es una buena idea?

Labastida. No estoy convencido todavía. Es un asunto que lo quiero ver con calma y déjeme explicarle por qué. ¿Cómo se compatibiliza eso con las posiciones que tienen en Estados Unidos –y la reacción que pueda haber en Estados Unidos- con quien pueda votar en dos países? ¿Que nos va a provocar?

Ramos. Y (como candidato) tendría que hacer campaña en los Estados Unidos.

Labastida. Tendría que hacer campaña en los Estados Unidos. Lo quiero estudiar con calma…No es un asunto menor. Lo que si tengo muy claro son dos cosas: primero, es necesario, conveniente, indispensable, tener una mayor cercanía con los mexicoamericanos…y si soy presidente, lo voy a hacer; segundo, el país tiene que crear a mucho mayor velocidad y mejor pagados empleos para que no tengamos que perder a nuestra gente que se va a buscar empleo a los Estados Unidos.

Ramos. Y que se siguen yendo.

Labastida. Se siguen yendo a promedio de 200 mil por año.

Ramos. Hay un debate en Estados Unidos para darle amnistía a millones de indocumentados; cerca de cinco millones, la mayoría, mexicanos. Usted ¿promovería esta idea? ¿Trataría de influir o presionar al gobierno norteamericano para que diera amnistía a estos indocumentados?

Labastida. Mas que influir, plantear. Y agregaría algo adicional. Las relaciones con Estados Unidos hay que entenderlas no sólo en el día de hoy, no sólo en la solución de los problemas cotidianos que se viven…sino con una visión de largo plazo…Tenemos que entender que un trato maduro, civilizado, constructivo, es benéfico para los dos países, es benéfico para los dos pueblos. Tenemos que buscar formas en donde, lo que se inició con el Tratado de Libre Comercio, con NAFTA, sea equitativo, sea justo, y pueda llegar a cosas superiores.

Ramos. Señor Labastida, usted, en su discurso de aceptación mencionó a Colosio. ¿Tiene usted miedo que lo maten? ¿Está preocupado por su vida?

Labastida. No, no tengo, Jorge, miedo por eso –y pérdoneme que se lo diga- ni por nada. Yo he sufrido atentados, yendo con mi mujer. Si tuviera temor no andaría por estos trotes.

Ramos. Pero ¿hay una preocupación de que las cosas se están yendo fuera de las manos? O sea, después de los asesinatos del 94 ¿un candidato, como usted, no corre mucho mayor riesgo?

Labastida. No están dadas las condiciones para que se presente en el país algo de éste tipo, un magnicidio. El país, estoy convencido, transita mas hacia la estabilidad. Y bueno, vamos a procurar desde luego tender siempre los puentes de concordia, entendimiento, no sólo para que haya tolerancia, sino para que haya unión entre los mexicanos.

Ramos. A los que vivimos fuera de México nos llaman la atención varias cosas. De pronto se habla del dedazo como si los priístas siempre hubieran hablado del dedazo. ¿Qué quiere decir? ¿Que el partido por 70 años no fue democrático y ahora sí (lo es)?Labastida. No es que el partido no sea democrático. Vamos a plantearlo en estos términos.

Ramos. Llevan 70 años en la presidencia y nunca la han soltado.

Labastida. Sí. Bueno, pero el sistema de elección de los candidatos es un sistema de elección en donde la cúpula decidía quien era el candidato.

Ramos. El presidente, por dedazo.

Labastida. Sí, bueno, pero esto lo que significa es que ese candidato, luego en la competencia, pues puede no ganar. Hoy tenemos 10 gubernaturas, once gubernaturas, que son de otros partidos. Pero cada partido tiene una forma de elegir a sus candidatos de manera mas o menos abierta; y el partido había tenido una decisión concentrada en un grupo muy pequeño o en una sola gente. Y obviamente hoy nos estamos abriendo a la democracia. ¿Qué quiero decir con ello? Pues que el partido se está echando un clavado en la democracia, de una decisión cupular, de un sólo dedo, del dedo índice, se echa un clavado a la democracia para que decidan millones de personas.

Ramos. Ahora se puede hablar de todo, ¿verdad?

Labastida. Sí, sí.

Ramos. ¿Usted fue escogido por dedazo para ser gobernador (de Sinaloa)?

Labastida. No por dedazo. Pero si fui apoyado por Miguel de la Madrid para ser gobernador.

Ramos. ¿De la Madrid lo escogió a usted para ser candidato del PRI a su estado?

Labastida. No, pero De la Madrid me apoyó para que fuera candidato a gobernador.

Ramos. Un apoyo fundamental, supongo.

Labastida. Vamos a plantearlo en éstos términos. Yo era secretario de estado. Se me mencionaba inclusive como precandidato a la presidencia. Cuando hace el análisis el partido, lo que se hace, lo que se acostumbra, es examinar el perfil de los precandidatos que contienden…Le voy a dar un dato. En los análisis resultaba que el 86, el 88 por ciento de los sinaloenses me conocían. Una razón elemental; porque salía muy frecuentemente en la televisión porque era secretario de Energía, porque estaban en crisis el problema de los precios del petroleo. Me identificaban muy bien mis paisanos los sinaloenses, conocían a mi familia, tenía y tengo una gran cantidad de amigos. Entonces ¿qué hace el partido? Examina entre las opciones, pero había lo que se llama una decisión final. Hoy substituimos ésta decisión final de los análisis que hace el partido por la decisión que hacen millones de personas.

Ramos. Los académicos consideran que mientras no haya alternancia del poder en la presidencia no va a haber verdadera democracia en México. Que el PRI tiene que perder.

Labastida. Con todo respeto por los académicos, pero ese es un error. Ni teóricamente se fundamenta, ni se puede fundamentar desde el punto de vista práctico.

Ramos. Dicen. Democracia es elecciones libres y alternancia de los partidos políticos en el poder.

Labastida. Democracia es elecciones libres, votos secreto, equidad en la competencia, leyes que lo favorezcan, órgano independiente que juzgue la elección.

Ramos. ¿No requiere alternancia?

Labastida. Bueno, se da la alternancia cuando la sociedad lo demanda. Pero ¿sólo cuando hay alternancia hay democracia? El que el presidente Clinton haya repetido ¿quiere decir que no hubo democracia en la segunda elección?

Ramos. Es que llevan 70 años del PRI en la presidencia.

Labastida. Estoy tratando de analizar teóricamente lo que dicen. Son como de esas figuras que se crean, que se repiten, y a base de repetirse luego como que toman carta de autenticidad.

Ramos. ¿El presidente Zedillo es su amigo?

Labastida. Es mi amigo, desde luego, y voy a procurar que siga siendo mi amigo.

Ramos. ¿Usted cree que él (Zedillo) tuvo algo que ver, finalmente, en que usted estuviera aquí como candidato a la presidencia?

Labastida. Dicho con todas las palabras: no me dio apoyo, si eso es lo que me quiere preguntar. Me moví con mis propios recursos…

Ramos. Al principio de la entrevista usted me mencionaba lo difícil que es tratar de unir su carrera como candidato del PRI con su familia. ¿Cómo va a tratar de ser todo para todos?

Labastida. Bueno, hay que sacarle jugo al día. En lugar de que sean días de 10 horas de trabajo, tienen que ser días de 14 o de 15 horas y uno le tiene que encontrar espacios para convivir con la familia, para convivir con lo que es permanente y perdurable. Creo que la regla aquí es que uno compense cantidad por calidad. Que compense los minutos que no le puede dedicar a los hijos, con cercanía con ellos. Le pongo un ejemplo. Un día un hijo me dijo: “oye, ayúdame porque me quiero comprar un coche”. Le dije, mira, no te voy a ayudar, no te voy a poner en tu mano éste dinero. Pero lo que si te voy a poner en tu mano siempre va a ser mi corazón”. Ahí vas a tener mi corazón, siempre en buenas y en malas, en cualquier circunstancia. Y he procurado siempre estar con mis hijos. Que ellos tengan la seguridad siempre de que tienen el cariño y el amor de su padre en cualquier circunstancia. Y que estoy en buenas y en malas.

Ramos. Casi no durmió ¿verdad?

Labastida. Cómo no. Tres horas.

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