La verdadera tragedia para la democracia en Venezuela es que no importa cuales sean los resultados del referendum de este domingo 15 de febrero, porque Hugo Chávez seguirá haciendo todo lo posible para eternizarse en el poder. Así es Chávez.
No es nada nuevo. El presidente de Venezuela está dispuesto a hacer todo lo necesario para atornillarse al Palacio de Miraflores…hasta que la muerte los separe.
Siempre ha sido así. Chávez, al acaparar prácticamente todos los poderes en Venezuela –el ejecutivo, el legislativo, el judicial, el constituyente, el militar y el de los medios- ha creado un gobierno autoritario, sordo y unipersonal.
Sí, es verdad que Chávez ha ganado muchas elecciones. Pero cuando todos los recursos de un estado monopolista se usan para ganar elecciones, eso no es ni justo, ni democrático ni nada. Es el poder del grandulón de la clase que abusa de los más pequeños.
Miren, la trayectoria de Chávez es muy clara. Dice lo que hay que decir, y miente si es necesario, para luego salirse con la suya. Y tengo varios ejemplos para que no vayan a creer que me estoy sacando esto de la manga.
Cuando fracasó su intentona golpista en contra de un presidente democráticamente elegido el 4 de febrero de 1992, Chávez dijo: “Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados…” Chávez parecía haber claudicado en su intento de imponer un “movimiento militar bolivariano”. Pero no fue así. Las palabras claves de su discurso fueron: “por ahora”.
Tras pasar unos años en la cárcel, es indultado y ganó ampliamente las elecciones del 6 de diciembre de 1998. Pero en esas elecciones Chávez no se presentó como un socialista que pretendía eternizarse en el poder. No. Así hubiera perdido. En cambio se presentó engañosamente como si fuera un demócrata dispuesto a respetar las reglas del juego.
En una entrevista en Caracas, el día anterior a esas elecciones, le dije a Chávez que mucha gente temía que no fuera un verdadero demócrata y le pregunté, directamente, si estaba él dispuesto a entregar el poder después de 5 años, como establecía la constitución. Y su respuesta fue tajante: “Claro que estoy dispuesto a entregarlo, incluso antes.”
Chávez mintió. No una sino varias veces. En esa entrevista también me aseguró que no pensaba nacionalizar ningun medio de comunicación en Venezuela y hasta se aventuró a decirme que Cuba “sí es una dictadura”. Desde luego, Chávez no entregó el poder en 5 años, sí nacionalizó Radio Caracas Televisión (y muchas otras empresas privadas) y ahora niega que Cuba sea una dictadura.
Son las tres mentiras de Chávez. Y para que no haya dudas, pueden ver esa entrevista y las respuestas mentirosas de Chávez en youtube.com
Ese es, precisamente, el patrón de Chávez. Hace y dice lo que sea con tal de ganar.
Otro ejemplo. En el referendum del 2 de diciembre del 2007, donde se puso a votación la reelección indefinida del presidente, entre otras cosas, Chávez le hizo creer a los votantes que si él perdía, entregaría el poder en el 2013. Error.
Chávez perdió el referendum. No queremos que se reelija indefinidamente, le dijeron más de la mitad de los electores venezolanos que votaron en su contra. No es no, fue el mensaje.
Pero Chávez no oyó o, más bien, no quiso oir. Y se negó a entregar el poder en el 2013. Por eso se le ocurrió realizar otro referendum más este domingo 15 de febrero.
Una vez más, Chávez dijo que si la mayoría de los electores rechazaba la reelección indefinida del presidente y de otros funcionarios, él entregaría el poder dentro de 4 años. Pero luego se echó para atrás.
En una reciente entrevista que le hizo Patricia Janiot de CNN en Español, Chávez dijo que si perdía este referendum, todavía existía la posibilidad de cambiar la constitución por otros medios –con una asamblea constituyente- o de presentar el asunto de la reelección indefinida en referendos, año tras año, hasta que se aprobara.
Es decir, la palabra de Chávez no vale nada.
Chávez va a seguir tratando cualquier cosa hasta que pueda ponerle una falsona fachada democrática a su experimento caudillista y autoritario. Independientemente de la votación de este domingo, Chávez no va a descansar hasta convertirse en gobernante vitalicio. Por las buenas o por las malas, con votos o sin ellos.
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