Washington. Hay tantas caras nuevas en el Congreso y en la Casa Blanca que uno fácilmente podría suponer que habrá grandes cambios en Washington. Pero sería un error.
No va a haber cambios radicales en los próximos dos años.
En Washington huele a política vieja.
Hay caras nuevas, pero la política es la misma de siempre: ambos partidos politicos parecen estar poniendo sus intereses por encima de los de la nación. En el fondo, el tema central es quién controla la presidencia.
La carrera por la Casa Blanca en el 2012 ya comenzó. Los Republicanos, abierta o secretamente, harán todo lo posible para que el presidente Barack Obama no se reelija el próximo año. Y los Demócratas no descansarán hasta extender su control de la Casa
Blanca al 2016. Esa es la verdadera pelea en estos momentos en Washington.
Me he pasado los últimos días conversando con políticos de los dos partidos y detrás de los temas que discutimos -empleos, la economía, el deficit, migración, cuidado
médico- siempre está el premio mayor: la Casa Blanca. Eso es lo que más les importa.
Me tocó presenciar dos casos clarísimos de esta lucha por el poder en Washington.
El primero está ocurriendo dentro de la misma Casa Blanca. El presidente Obama dejó ir a sus dos principales asesores -David Axelrod, jefe de gabinete, y a su vocero Robert Gibbs- para que se puedan concentrar en su campaña de reelección y en la votaciones de noviembre del 2012.
Sí, Estados Unidos está involucrado en dos guerras y tiene gravísimos problemas económicos. Sin embargo, quedarse en la Casa Blanca es fundamental para Obama y está luchando desde ahora para lograrlo.
El segundo ejemplo tiene que ver con el esfuerzo de los Republicanos para recuperar la Casa Blanca.
Los Republicanos que ahora controlan la Camara de Representantes, lejos de cooperar con los Demócratas, se lanzaron desde el primer día en contra del principal triunfo de Obama durante sus primeros dos años: la reforma al sistema de salud. Si fuera por ellos, lo revocarían totalmente.
Pero es un gesto meramente simbólico. El senado sigue controlado por los Demócratas y ellos no van a dejar que los Republicanos le hagan ningún cambio al sistema de salud. Es más teatro que algo realista.
Es decir, los Republicanos están buscando como debilitar y vulnerar al presidente Obama mientras los Demócratas hacen todo lo posible para defenderlo. Sé que ambos partidos han dicho, públicamente, que van a cooperar por el bien del país. Pero yo no veo esa cooperación ni ningún gesto de buena voluntad. Más bien, lo que veo es parálisis legislativa y una brutal lucha por el poder.
Si Republicanos y Demócratas quisieran cooperar se sentarían en la misma mesa para ver como darle trabajo a 15 millones de desempleados. Si los Republicanos y Demócratas quisieran cooperar se asegurarían, juntos, que el gobierno no gastara más dinero del que le entra en impuestos. Si los Republicanos y los Demócratas quisieran cooperar resolverían de una vez y por todas la situación de los 11 millones de indocumentados que hay en Estados Unidos. Si los Republicanos y Demócratas quisieran cooperar harían algo para evitar que tantas familias pierdan sus casas. Si los Republicanos y Demócratas quisieran cooperar, los congresistas hispanos tendrían un solo caucus o grupo -para defender los intereses de todos los latinos- y no dos grupos distintos como ahora. Si los Republicanos y Demócratas quisieran cooperar le pondrían fin lo antes posible a las guerras en Irak y en Afganistán.
Si los Republicanos y los Demócratas quisieran cooperar…pero no quieren. Esa es la realidad. Republicanos y Demócratas no quieren cooperar. Lo único que quieren es la Casa Blanca y quitarle parte de su poder al otro partido.
Me voy de Washington con un profundo pesimismo. Si, hay caras nuevas pero la política es la misma de siempre.