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ONCE COSAS QUE CAMBIARON DESDE EL 11 DE SEPTIEMBRE

1) Estados Unidos es un país vulnerable. Antes del 11 de septiembre del 2001 pocos se imaginaron que Estados Unidos pudiera ser atacada dentro de su propio territorio. Estados Unidos perdió ese día su ingenuidad. El ataque, sin embargo, estaba anunciado. La CIA y el FBI no hicieron caso a señales muy claras de que se estaba preparando un ataque con aviones comerciales a las Torres Gemelas. Poco más de tres mil personas murieron por ese error. Estados Unidos, la “hiperpotencia”, ya no es invulnerable en su propio territorio.

2) El sentimiento antinorteamericano se ha extendido. Estados Unidos desaprovechó una oportunidad única para conseguir la solidaridad del mundo. Después del 9/11 una buena parte del planeta estaba dispuesto a dar su apoyo al gobierno norteamericano. Incluso luego del ataque a Afganistán -cuyo gobierno talibán apoyo a los aeroterroristas de Al Kaeda- el apoyo mundial se mantuvo firme. Pero la guerra contra Irak lo hecho a perder todo. La ONU quedó marginada. La Unión Europea quedó marginada. Y hasta los mismos vecinos de Estados Unidos -México y Canadá- quedaron marginados. Las vagas razones por las que se inició la guerra contra Irak -las supuestas armas de destrucción masiva, los preparativos nucleares y la posible vinculación de Saddam Hussein en el 11 de septiembre- nunca se pudieron probar. Y el mundo, así, le dió la espalda a los estadounidenses y a su presidente. Las muestras de rechazo están a la vista en los cinco continentes.

3) El mundo es más peligroso para Estados Unidos. Ahora hay más ataques terroristas contra norteamericanos que antes del once de septiembre del 2001. La guerra contra Irak resultó ser contraproducente. Más soldados estadounidenses han muerto después de la guerra en Irak que los 138 que murieron durante el conflicto bélico. Además, ha habido mortíferos ataques terroristas contra un hotel Marriot en Indonesia y contra un complejo de apartamentos donde vivían extranjeros en Arabia Saudita. Ser norteamericano es hoy más peligroso.

4) Ser inmigrantes es más difícil en Estados Unidos. Los inmigrantes se han convertido en los chivos expiatorios de los errores cometidos por la CIA y las otras 13 agencias de inteligencia del gobierno norteamericano. Ninguno de los 19 terroristas que participaron en los ataques al World Trade Center y al Pentágono era latinoamericano. Ninguno. Pero a partir de entonces los inmigrantes, particularmente los indocumentados, han sido perseguidos, hostigados y, en algunos casos, encarcelados. Hasta el sencillo trámite de conseguir una licencia de manejar se ha vuelto prácticamente imposible para muchos recién llegados.

5) Turistas y viajeros tienen miedo. Durante un reciente viaje a Italia y España me llamó la atención la ausencia de turistas norteamericanos. Claro, la fuerza del euro no ayuda. Pero los estadounidenses tienen miedo de viajar, de que los traten de forma agresiva y de ser blanco de ataques terroristas. Y dentro de Estados Unidos ese temor a volar y a viajar ha puesto al borde de la bancarrota a la mayoría de las aerolineas.

6) No habrá acuerdo migratorio con México. Estados Unidos no acaba de comprender que un acuerdo migratorio con México y una amnistía a los inmigrantes indocumentados mejoraría de manera extraordinaria la seguridad del país. El gobierno del presidente George W. Bush y una buena parte del congreso creen, equivocadamente, que reformar el sistema migratorio crearía más riesgos terroristas. Y como si fuera poco, Vicente Fox dejó de ser el best friend de Bush.

7) América Latina ha desaparecido. Como por arte de magia todos los países al sur del río Bravo/Grande han desaparecido del mapa político de Estados Unidos. Ni siquiera Cuba o Venezuela llaman la atención del gobierno estadounidense. El nuevo mantra es el siguiente: si no tiene que ver con Irán, Irak, Corea del Norte -“el eje del mal”- o con el medio oriente, no es una prioridad…o puede esperar.

8) La transformación de Bush. El presidente de Estados Unidos ha sufrido una dramática -y, algunos dirían, preocupante y peligrosa- transformación. Lejos quedó el hombre que se describió como un “conservador con compasión”. Ha dividido al mundo en buenos y malos. Y ahora está convencido que hay que atacar antes de ser atacados. Bush ha aislado a Estados Unidos del resto del planeta al exigir que cada país decida si está “con nosotros o contra nosotros.” Bush, además, está utilizando el tema de la guerra como su caballito de batalla para buscar la reelección en el 2004. Bush, el simpático, se ha transformado en Bush, el guerrero.

9) Nueva York no ha regresado a la normalidad. La complicada vida de los neoyorquinos se ha complicado aún más. No se trata sólo de vivir con el trauma del 9/11 -imposible de olvidar por el gigantesco hoyo que quedó donde estaban las Torres Gemelas- sino, también, que la ciudad no ha recuperado su característica vitalidad. ¿Cómo medirlo? Cientos de negocios han cerrado, el desempleo sigue alto y hay mucha gente que piensa en irse de la ciudad. He visitado Nueva York unas cinco o seis veces después de los actos terroristas y todavía no es posible decir que ya regresó a la normalidad. Aún así, Nueva York se resiste a dejar de ser la capital del mundo.

10) Estados Unidos se ha vuelto más nacionalista. Nunca, en los 20 años que llevo viviendo en Estados Unidos, he visto tantas banderas norteamericanas ni escuchado, tantas veces, el himno nacional. Es un nacionalismo casi religioso. El 9/11, para quienes no nacimos aquí, nos ha hecho apreciar aún más el país que generosamente nos adoptó. Pero este patriotismo no es, necesariamente, algo positivo. Estados Unidos, creo, se ha ido cerrando al mundo y no percibo ningún interés en abrirse pronto a propuestas e ideas provenientes de fuera. Todo nacionalismo, venga de donde venga, ciega.

11) Lo peor aún pudiera estar por venir. No quería terminar con algo tan pesimista, pero es inevitable. Tanto el gobierno norteamericano, a través del nuevo Departamento de Seguridad Interna, como el congreso y la prensa han advertido ampliamente sobre la posibilidad de nuevos ataques terroristas dentro de territorio norteamericano. Los escenarios son catastróficos: agresiones con armas nucleares, contaminación del suministro de agua, antrax, ataques suicidas, asesinatos de personalidades importantes, epidemias, apagones, escasez de combustible… En otras palabras, esa convicción tan norteamericana de que el futuro siempre será mejor desapareció aquel 11 de septiembre del 2001. Ese día el futuro se paró.

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