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RACISMO; UN SECRETO MAL GUARDADO

Lo mejor de Estados Unidos son sus oportunidades. Lo peor es el racismo. Y esto último -el racismo- es un secreto mal guardado. Nadie quiere hablar de él, pero existe.

El racismo que existe actualmente en este país no es el mismo que el de la esclavitud -prohibida por el presidente Abraham Lincoln el 4 de octubre de 1862- o el de la segregación racial amparada por el estado; no fue hasta 1965 en que los negros lograron materializar su derecho al voto. Tampoco estamos hablando del racismo que sufrió el profesor Julian Samora cuando era niño en 1930 y no podía jugar en los parques públicos de Colorado porque había letreros que prohibían la entrada “a perros y a mexicanos”. No. El racismo que existe en Estados Unidos es más sutil. Pero todavía se ve.

El racismo en Estados Unidos es el que existe cuando alguien es rechazado al solicitar un empleo -por su acento, color, origen o estatus migratorio- y luego ese mismo trabajo se le ofrece a un candidato menos calificado. El racismo en Estados Unidos se da cuando no te atienden correctamente en un restaurante por hablar el inglés con acento. El racismo en Estados Unidos resalta cuando negros e hispanos tienen menos posiblidades de obtener un prestamo bancario que un blanco y más probabilidades de ser detenidos por la policía al manejar. El racismo en Estados Unidos existe cuando alguien te ofende verbal o fisicamente por el simple hecho de no ser un blanco anglosajón. El racismo en Estados Unidos se expresa, no en forma violenta y hasta asesina como en el pasado, sino en tonos, gestos y actitudes de rechazo.

Los ejemplos de racismo, desafortunadamente, sobran. Y mientras más poder e influencia tiene quien hace comentarios racistas, más llaman la atención. Por eso no han podido pasar desapercibidas las terribles declaraciones del senador Trent Lott, líder del partido Republicano y una de las figuras políticas más importantes del país.

Trent Lott, con su peinadito de niño bueno y sus lentes bifocales de abuelo, no es la típica imagen del racista. Sin embargo, sus comentarios (presentes y pasados) han sido brutales y estúpidos. Lott se metió en problemas recientemente al decir que si Strom Thurmond, el candidato segregacionista -un eufemismo utilizado en lugar de racista- hubiera ganado las elecciones presidenciales de 1948, Estados Unidos “no tendría los problemas que ha tenido por todo este tiempo”. La implicación es inequívoca: Lott sugirió que si los negros no hubieran obtenido los mismos derechos que gozaban los blancos, otro gallo cantaría en este país.

En sus muchas disculpas púlicas -tantas que después de la quinta dejé de contar-

Lott nos quiso convencer que se trató de un simple error lingüistico. Pero si revisamos varios de sus discursos, nos damos cuenta que el senador del estado de Mississippi ha metido muchas patas. En 1980 dijo una frase casi idéntica a la que lo metió en problemas en este 2002. También apoyó la prohibición que existía hasta el año 2000 a que se reunieran socialmente estudiantes de razas distintas de la Universidad Bob Jones. Y ha dicho publicamente que “se siente más cerca de Jefferson Davis que de cualquier otro hombre”. Jefferson Davis (1808-1889) era un político racista que siempre apoyo la esclavitud. ¿Es ese el heroe de mister Lott?

Lo verdaderamente grave en Estados Unidos no son las varias opiniones racistas del senador Lott, sino que exista tanta gente que haya votado por él. También es desalentador que no exista ni un solo senador que haya pedido su renuncia al congreso. Eso es triste. Si Lott mantiene una posición prominente en la cámara de senadores y en la política de Estados Unidos significa que hay muchos norteamericanos que piensan como él.

Las leyes pueden tratar de evitar que un país se rija por visiones racistas. Pero nada se puede hacer cuando alguien es racista de corazón. En Estados Unidos, afortunadamente, quienes todavía creen en la supremacía de la raza blanca son una intolerante e ignorante minoría. Lo que es imperdonable es que uno de los más influyentes políticos del país no entienda que la tolerancia -racial, religiosa, étnica, cultural- es uno de los valores centrales de la sociedad norteamericana.

Estados Unidos no es un país de blancos. Muchos quisieran que lo fuera. Pero no lo es. Es una nación multiétnica, multicultural y multirracial que en el año 2059 estará conformada exclusivamente por minorías. Trent Lott obviamente no ha entendido esta transformación. Es gente como él la que atora a Estados Unidos en un vergonzoso e injustificable pasado.

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