¿Cuál es el plan? Desde que Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia han asesinado a 63,792 mexicanos. No hay otros datos.
EL GENERAL Y LOS MUERTOS

¿Cuál es el plan? Desde que Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia han asesinado a 63,792 mexicanos. No hay otros datos.
Por un momento dejemos en paz a los muertos por la pandemia y la violencia en México. Ya habrá tiempo de hablar de ellos. Concentrémonos, como desea el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, en la corrupción y los fraudes que han plagado los últimos sexenios.
Es un terrible y doloroso fracaso. No hay manera de presentar a los más de 41 mil muertos por la pandemia y a los 55 mil muertos por la violencia como un éxito de las estrategias del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Hasta hace poco Andrés Manuel López Obrador pensaba que Donald Trump era un racista. “Sí, sí”, me lo confirmó en una entrevista.
Eran poco después de las 10 de la noche del lunes cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se volvió a lanzar contra los inmigrantes.
México es el muro y así lo quería Trump. Las imágenes son brutales. Decenas de agentes de choque de la nueva Guardia Nacional de México, armados con cascos, bastones y escudos transparentes, reprimieron (en formación de 25 al frente y columnas de 10) a cientos de inmigrantes centroamericanos que querían llegar a Estados Unidos.
El primer año de Andrés Manuel López Obrador como presidente fue el más violento en la historia moderna de México. Algo no está funcionando bien y, claramente, las posibles soluciones no han dado resultado.
México nunca debería, bajo ninguna circunstancia, aceptar la presencia de tropas de Estados Unidos (o de cualquier otro país) en su territorio. Es simplemente una cuestión de principios, de soberanía y de historia.
A los presidentes, expresidentes y hasta a los políticos con un poquito de autoridad no les gusta que los cuestionen. El poder se sube rápido a la cabeza y no se les ocurre que pueden estar equivocados o que los obliguen a rendir cuentas.
Nadie, absolutamente nadie, en México quiere otra matanza. Basta y sobra con las de Uruapán (19 muertos), Minatitlán (14 muertos) y muchas otras que ni nombre tienen.