Albuquerque, Nuevo México.
Si el partido Demócrata quiere mejorar significativamente sus posibilidades de ganar la Casa Blanca debería escoger a Bill Richardson López como candidato a la vicepresidencia. Richardson, el actual gobernador de Nuevo México, forma parte de una pequeñísima lista de tres posibles candidatos –junto al jóven senador John Edwards y al líder Demócrata Richard Gephardt- para acompañar a John Kerry en las elecciones presidenciales del dos de noviembre. Pero solo Richardson podría garantizar un apoyo abrumador de los votantes hispanos.
Los ocho millones de votantes hispanos decidirán quien será el próximo presidente de Estados Unidos. ¿Cómo? En un país dividido entre Kerry y el presidente George W. Bush, y polarizado por la guerra contra Irak, serán los votantes latinos en cinco estados claves (Florida, Arizona, Nuevo México, Colorado y Nevada) los que decidirán las elecciones. Fueron hispanos los votantes que decidieron en la Florida las votaciones presidenciales del 2000 a favor de Bush y serán, de nuevo, los votantes latinos los que decidirán la del 2004.
La importancia del voto hispano radica en su capacidad de definir una elección a pesar de que los latinos no son mayoría. En estas elecciones, ninguno de los dos candidatos podrá llegar a la Casa Blanca sin una parte importante del voto hispano. Esto es lo nuevo.
Al Gore obtuvo el 67 por ciento del voto hispano en las elecciones presidenciales del 2000 y no fue suficiente. Si John Kerry quiere ganar este año, necesita acercarse o sobrepasar el 70 por ciento del voto latino y solo Richardson puede ayudarle a lograrlo.
Me reuní hace unos días con el gobernador Richardson en Albuquerque y conversamos ampliamente en español. La madre del gobernador, María Luisa López, nació en México y por eso muchos hispanos, que mantienen la costumbre de usar el apellido del padre y de la madre, le llaman Bill Richardson López. Nació en Pasadena, California, pero creció en la ciudad de México. Por eso su español es casi perfecto. Pero también se defiende en francés.
Richardson tiene mundo. Y eso, sin duda, le ayudó como embajador de Estados Unidos en Naciones Unidas y como negociador durante crisis internacionales en Irak, Corea del Norte y Cuba, entre otros países. Ha sido nominado cuatro veces el premio Nobel de la paz. Fue secretario de energía durante el gobierno de Bill Clinton y fue reelegido varias veces al congreso. En otras palabras, pocos políticos en Estados Unidos tienen la experiencia congresional, estatal, nacional e internacional de este ex-beisbolista de 56 años de edad.
La noche que conversé con Richardson las cosas no estaban saliendo muy bien, pero aún conservaba su típico sentido del humor. De último momento, John Kerry había cancelado una visita a Nuevo México para viajar a Washington y votar en el senado. (Dicho voto, por cierto, nunca se realizó.) Pero el cambio de planes le evitó a Kerry participar en un evento de recaudación de fondos en Albuquerque y el tener un encuentro privado con Richardson. Eso tendría que esperar.
Pero yo tenía, sin embargo, una pregunta que no podía esperar.
-“Usted puede ser candidato a la vicepresidencia”, le dije a Richardson. “¿Le interesa?”
-“Sí me interesa”, me contestó sin titubear. “Pero yo le prometí a mis votantes que me quedaba cuatro años de gobernador y llevo apenas un año y medio. Así es que sería un rompimiento de una promesa que hice. He dicho que no me interesa el puesto…Veo que mi nombre está en las listas. No se sabe. Es algo que el senador Kerry tiene que seleccionar con (tres) metas. Uno: ¿Este candidato (a la vicepresidencia) representa el punto de vista del senador Kerry? (Dos:) ¿Está preparado para ser presidente? Y tercero: ¿Cuántos votos puede traer? Un día de estos un hispano va a ser candidato para vicepresidente o, tal vez, para presidente.”
-“¿Está preparado Estados Unidos para tener un vicepresidente o un presidente hispano?” le pregunté.
-“Yo creo que sí”, me dijo. “Estados Unidos es un país muy tolerante. Tuvimos un candidato judio (Joe Lieberman). Con Kennedy tuvimos un candidato católico. Y para un hispano o para una mujer, el pueblo americano ya está listo.”
En los próximos días veremos si, efectivamente, el pueblo estadounidense –y en particular el partido Demócrata- estarán listos para escoger a un candidato hispano a la vicepresidencia. Sí, sería una decisión radical, histórica y, sin duda, llena de riesgos; inevitablemente alienaría a algunos votantes no hispanos. Pero el que no arriesga no gana.
El partido Demócrata está obligado a hacer algo muy dramático para contrarrestar el genuino esfuerzo del partido Republicano y del presidente Bush por conquistar aún más altos porcentajes de votantes hispanos. Además, al igual que en el 2000, en este año los Republicanos tienen planeado gastarse mucho más dinero que los Demócratas en publicidad en español.
¿Saben Kerry y los Demócratas que estas elecciones serán decididas por los votantes hispanos? A veces parecería que el partido Republicano está mucho más conciente de esta realidad. Sin embargo, Kerry tiene en sus manos una opción –llamemosle la opción latina- que Bush carece; Kerry puede escoger a un hispano como candidato a la vicepresidencia y Bush no.
¿Vicepresidente Bill Richardson López?
La pregunta es si Kerry tiene la valentía y visión de tomar una decisión así. Muy pronto lo sabremos.