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VIDEOGOLPE: 48 HORAS SIN HUGO CHAVEZ

Caracas, Venezuela

No hay la menor duda que un video tumbó del poder al presidente de Venezuela, Hugo Chavez. Y así Venezuela vivió 48 horas sin Hugo Chavez. Fue un videogolpe.

El video muestra a varios hombres armados disparando en contra de una marcha pacífica que se dirigía el pasado jueves 11 de abril al Palacio de Miraflores. Es escalofriante ver cómo disparan contra la gente, cargan de nuevo sus armas y, luego, vuelven a disparar. Gracias a esas imágenes varios de los matones han sido identificados; están vinculados a los llamados “círculos bolivarianos” creados por el presidente Chavez.

Las imágenes, filmadas por un camarógrafo de Venevisión, fueron transmitidas por varios medios de comunicación a nivel nacional e internacional. La pregunta es si el propio presidente Chavez ordenó, organizó o toleró esas acciones. Varios militares venezolanos estaban convencidos que personas muy cercanas al gobierno de Chavez fueron responsables de por lo menos una decena de asesinatos. Por eso se sublevaron contra el presidente y lo obligaron a dejar el poder la madrugada del viernes 15 de abril.

Las confiscaciones y allanamientos realizados durante los dos días que Chavez estuvo detenido demuestran que en oficinas y casas de los seguidores del presidente había grandes cantidades de armamento. ¿Para qué querían esas armas?

Chavez, como un mago, ha tratado de concentrar la atención pública en el golpe de estado y en las violaciones a la constitución de 1999. Pero eso no es lo verdaderamente importante. La pregunta central es cuál fue su papel en los asesinatos del 11 de abril. No es una coincidencia, pues, que el grito de guerra de la aplastada oposición sea: “prohibido olvidar”.

La oposición a Chavez, es necesario reconocerlo, manejo de manera muy torpe todo el proceso de transición hacia un nuevo gobierno democrático. Primero, nunca quiso aceptar lo obvio: que sí se trataba de un golpe de estado. Segundo, no pudo argumentar con coherencia y fuerza por qué sacaron a Chavez de la presidencia. Era simple: un presidente –aunque haya sido elegido democráticamente- no puede seguir en el poder si viola los derechos humanos y permite que se dispare contra inocentes en una marcha de protesta. Tercero, el presidente del gobierno de transición, el empresario Pedro Carmona, fue scogido de forma arbitraria y, luego, él se saltó olímpicamente la constitución de 1999 al destituir sin aparente motivo a todos los poderes (incluída la Asamblea). Así, Carmona se quedó sólo en pocas horas y ningúno de los presidentes que se encontraban en Costa Rica para la reunión del grupo de Río quiso reconocerlo. Y cuarto, los militares que lideraron la insurrección contra Chavez no pudieron convencer a los rangos medios y a los soldados rasos de lo imposible. Nadie que conoce a Chavez se lo pude imaginar renunciando. A partir de ahí el debate se centró, equivocadamente, en la legalidad de su derrocamiento cuando la discusión debió siempre haber sido respecto a su participación en los hechos violentos del 11 de abril.

La rebelión civil contra Chavez –los cientos de miles que protestaron durante el paro nacional- puso al presidente contra la pared y al borde del precipio político. Y fueron las imágenes de los chavistas disparando –y los muertos que causaron- los que lo tumbaron…pero no por mucho tiempo.

Irónicamente, quien cayó por un videogolpe recuperó el poder gracias, también, a la televisión. La globalización salvó a un nacionalista. Mientras las televisoras nacionales en Venezuela transmitían películas y programas de entretenimiento, los medios de comunicación internacionales (en particular CNN en español) mostraban a miles de simpatizantes de Chavez tomando físicamente el Palacio de Miraflores. Nada puede parar una imagen en estos días. Nada.

A través del cable, los satélites y el rumor la gente en Venezuela se enteró que algo muy importante se estaba ocultando. Al poco tiempo, los chavistas controlaban de nuevo las calles de Caracas.

Uno nunca sabe para quien trabaja. Los discos de satélite que contribuyeron a la caída de Chavez -cuando trataba inutilmente de ocultar las manifestaciones en su contra con cadenas a nivel nacional- fueron los mismos que le ayudaron a recuperar el poder.

Al final, los errores de la oposición sumados a las imágenes de la prensa internacional mostrando el claro apoyo de Chavez en algunos sectores, le permitieron regresar al presidente a Miraflores. Así, el videogolpe que tumbó a Chavez se esfumó en 48 horas con la rapidez de un click del control remoto de la televisión.

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