San Juan, Puerto Rico
Los que creían que el tema de Vieques iba morir con los hechos terroristas del pasado 11 de septiembre están muy equivocados. Lo que existe es un cambio de estrategia para sacar a la marina norteamericana de Vieques y eventualmente -para los buscan la independencia- arrancarle a Estados Unidos la soberanía de Puerto Rico.
Tras la muerte de más de tres mil personas en el World Trade Center de Nueva York, el Pentágono en Washington y en Pennsylvania era muy delicado realizar protestas violentas en contra de la presencia de la marina estadounidense en Vieques. Nadie quería dar la impresión de ser antiamericano o de sugerir algún tipo de alianza con los terroristas.
Así, lo que cambió en Puerto Rico fue el tono de las protestas contra la presencia de la marina de Estados Unidos. Lo que no cambió fue la determinación de la mayoría de los puertorriqueños (de acuerdo con las encuestas) de terminar con los ejercicios militares y sacar a la marina de Vieques. Eso es lo que me dijo Rubén Berríos, el líder del Partido Intependentista, en una cálida conversación en sus viejas oficinas de San Juan.
Berríos sonaba optimista. Nunca ha dudado de la legitimidad de su lucha por ver a Puerto Rico como un país independiente. Y me sorprendió que, tras los actos terroristas del 11 de septiembre, aún se encuentra intacta la intensidad de sus convicciones.
-“Puerto Rico, algún día, será independiente”, me dijo viéndome directo a los ojos.
-“¿Pero le tocará a usted verlo?” le pregunté con un poco insolencia.
-“Claro que sí”, respondió, para luego matizar. “Espero que sí”.
La última vez que había visto a Berríos fue en la misma isla de Vieques, en mayo del 2000, 24 horas antes de que fuera arrestado. El líder independentista había pasado 361 días acampado en Vieques como señal de protesta por los ejercicios militares y por la muerte del guardia civil David Sanes. La piel de Berríos ha perdido un poco el color que le pintó el sol viequense durante casi un año. Pero su mente no ha parado de maquinar, de mil maneras, la fórmula para independizar a Puerto Rico.
“Puerto Rico es, a la altura del siglo 21…una nación que no disfruta de su soberanía”, dijo Berríos en un discurso en octubre pasado. “La razón es sencilla: nos ha tocado ser colonia de Estados Unidos (en) el siglo 20”. Pero eso, cree Berríos, no tiene por qué ser una condición permanente; él está convencido que el tema de Vieques ha despertado la puertorriqueñeidad y la incomodidad en muchos boricuas de ser una colonia. Puerto Rico para los puertorriqueños, parece ser el grito de guerra.
Ahora bien, Berríos tampoco es un iluso. El sabe perfectamente que en las últimas elecciones su partido, el Independentista, no ha alcanzado siquiera el cinco por ciento del voto. Y con las bien financiadas campañas de los desean que Puerto Rico siga como está -en un estado libre asociado- o que se convierta en el estado 51 de Estados Unidos, es muy poco probable que los independentistas logren su objetivo a través de un plebiscito. ¿Entonces?
Entonces lo que Berríos propone es un cambio de estrategia. “Estados Unidos hará lo que hagamos que haga”, le gusta decir al líder independentista de pelo encanecido y sonrisa fácil. “Los puertorriqueños tenemos que diseñar una estrategia para el siglo 21.” Y la estrategia consiste en que los distintos partidos políticos creen una Asamblea Constituyente, una Asamblea Constitucional de Status o algún otro mecanismo similar para “forzar a Estados Unidos a responder a la voluntad de los puertorriqueños”. La pregunta es: ¿cuál es esa voluntad?
Los temores de muchos puertorriqueños de que la independencia los convertiría en una isla pobre del tercer mundo son entendibles. Pero Berríos contraataca diciendo que el período de transición para obtener la soberanía sería largo y que nada evitaría que Puerto Rico tuviera un muy beneficioso acuerdo (comercial, migratorio, cultural…) con Estados Unidos. Lo importante es, para él, arrancarle la soberanía de la isla a los norteamericanos.
La apuesta de Berríos es que, cuando los puertorriqueños pierdan el temor de verse sin Estados Unidos, haya una alternativa política viable. Y para eso el asunto de Vieques sigue siendo fundamental. Para Berríos, si Vieques (la isla nena) lográ liberarse de Estados Unidos, el siguiente paso lo tendrá que dar la isla grande.
En otras palabras, después del terror de septiembre, la lucha por Vieques está más viva que nunca.