No se sorprenda si durante el próximo mes ve al presidente George W. Bush comiendo tamales y disfrutando un espectáculo de bailarines de flamenco en la Casa Blanca. Tampoco crea que John Kerry está buscando la presidencia de otro país –y no la de Estados Unidos- cuando intente hablar español en varios eventos planeados por organizaciones latinas. No. Lo que pasa es que estamos en el mes de la herencia hispana –un extrañisimo mes que empieza un 15 de septiembre y termina un 15 de octubre- y ambos candidatos están haciendo todo lo posible para enamorar a los votantes latinos.
El esfuerzo por conquistar a los electores hispanos no es nuevo. Pero lo que sí es diferente este año es la cantidad de recursos, la intensidad y la organización de ambas campañas para lograrlo. Siete u ocho millones de votantes latinos -concentrados en muchos estados clave como Florida, Arizona, Nuevo México, Colorado y Nevada- pudieran tener en sus manos la decisión de quien gana la Casa Blanca.
El partido Republicano creó un organización llamada Viva Bush y no hay día en que la directora de Specialty Media y portavoz de la campaña, la puertorriqueña Sharon Castillo, deje de enviarnos a los medios de comunicación en español toneladas de información sobre las actividades y declaraciones de su candidato. También, Sharon y su equipo se encargan de coordinar la multitud de solicitudes de entrevistas de la televisión, radio y prensa latina con Laura Bush, miembros del gabinete y del partido Republicano. Un ejemplo: a George P. Bush, el popular y carismático sobrino hispano del presidente, le recortaron su luna de miel para que se dirigiera a los medios hispanos durante la convención Republicana en Nueva York. La extesorera Rosario Marín, el embajador Otto Reich y Hector Barreto, encargado de la Administración de los Pequeños Negocios, también forman parte de un equipo de decenas de portavoces hispanos que tiene la campaña Bush-Cheney.
“El presidente Bush, desde sus días como gobernador, ha demostrado un compromiso increíble con los latinos“ me comentó Sharon Castillo en una entrevista por teléfono. “Dice mucho que haya tantos hispanos trabajando en su campaña y en su gobierno.” Hasta el momento los Republicanos se han gastado 2.4 millones de dólares en publicidad en español y han producido siete comerciales de television y cinco de radio. Este gasto supera los dos millones de dólares que los Republicanos en el 2000.
El partido Demócrata tiene como Directora de Medios Hispanos a la mexicana Fabiola Rodríguez-Ciampoli. “No escribas sobre mí”, me pidió en una llamada telefónica, “mejor escribe sobre John Kerry.” Con tres o cuatro reportes diarios, Fabiola y el equipo de Unidos con Kerry tratan de “amplificar” el mensaje del candidato demócrata a la presidencia entre los periodistas que trabajan en español. “El voto hispano es vital para esta campaña”, me comentó. “Es una realidad que ya nadie puede negar.” El partido Demócrata ha producido cuatro anuncios de televisión, y al menos dos de radio y uno para la prensa escrita. Y el millón de dólares que habían invertido en publicidad en español antes de su convención en Boston, rompió el record de lo gastado por la campaña de Al Gore en el 2000.
Kerry, su esposa Teresa Heinz y el candidato a la vicepresidencia, John Edwards, han dado decenas de entrevistas a los medios hispanos. Teresa Heinz habla muy bien el español, con un ligerísimo acento portugues; Kerry se atreve a pronunciar algunas frases y Edwards ni siquiera lo intenta. Pero el acceso a ellos por parte de la prensa hispana ha sido, prácticamente, ilimitado. Asímismo, decenas de portavoces –como el exsecretario Henry Cisneros, la exfuncionaria Aída Alvarez y los 18 congresistas Demócratas- participan en “radio tours” y en entrevistas con las estaciones locales de televisión vía satélite.
Fabiola Rodríguez-Ciampoli y Sharon Castillo han seguido el modelo que impuso con mucha efectividad Sonia Colín, en el año 2000, como coordinadora de prensa hispana de George W. Bush. Gracias a Sonia, Bush concedió alrededor de 100 entrevistas a los medios de comunicación en español y forzó al candidato a hablar en castellano, aunque cometiera muchos errores gramaticales. Bush no ha dado ni una sola entrevista a un periodista hispano este año. Pero la campaña Republicana asegura que muy pronto lo hará.
Las organizaciones Viva Bush y Unidos con Kerry reflejan la convicción de ambos candidatos de que en unas elecciones muy cerradas los votantes hispanos pudieran ser el factor decisivo. Cuando le pregunté al presidente Bush, en una entrevista en febrero del 2001, si los votantes cubanos habían decidido la elección en la Florida en el 2000, él me contestó: “Sí, creo que tuvieron mucho que ver con eso.” Y hace poco, en el este de Los Angeles, cuando le pregunté a John Kerry si los hispanos pudieran decidir las elecciones presidenciales de este 2004, me dijo: “Es totalmente posible, y por eso quiero hablar con latinos a lo largo de todo el país.”
Kerry y Bush han hablado, específicamente, sobre varios de los temas que afectan a los hispanos: trabajos, educación, deserción escolar, seguros médicos, Cuba, inmigración…Este es un notable avance respecto a hace cuatro años cuando, en lugar de hablar de temas específicos que afectaban a los latinos, los candidatos muchas veces preferían llevar mariachis y ofrecían tacos con crema para comer.
Ni Bush ni Kerry se han referido, por ejemplo, al alto porcentaje de muertes entre los soldados hispanos en Irak -12 por ciento del total. Pero aún queda más de un mes de campaña y hay que darles a ambos el beneficio de la duda.
Independientemente de quien gane la Casa Blanca el dos de noviembre, los hispanos ya han salido ganando en estas elecciones. Nunca antes se había gastado tanto dinero en buscar el voto latino ni había existido tanto interés –de los medios de comunicación en inglés, de los dos partidos políticos y de los candidatos- en la cultura, problemática y aspiraciones de los hispanos.
El peligro es que este interés por lo hispano sea temporal y, quizás, oportunista. Pero es, sin duda, un interés necesario y bienvenido.